Opinión

Volando antes de inventar los aviones

Por: Procopio 30 de Mayo 2019

En una cueva boliviana, situada a unos 4.000 metros de altitud, los arqueólogos han hecho un descubrimiento estupendo: una bolsa de cuero, de hocicos de zorro, llena de elementos que parecen relacionados con el consumo y preparación de ciertas drogas y alucinógenos, en este caso Ayahuasca, una bebida psicotrópica típica de algunas culturas sudamericanas.

El lugar se conoce como Cueva del Chileno, una gruta que habría sido ocupada durante los últimos cuatro mil años y en la cual se enterró, mil años atrás, hacia el final de la cultura Tiahuanaco, a un personaje que al parecer tenía amplios conocimientos sobre botánica y los componentes psicotrópicos de algunas plantas, que bien pudo ser un chamán altamente calificado.

El sitio fue profanado hace mucho tiempo y el cadáver ha desparecido, pero el bolso ha permanecido intacto gracias a las excelentes condiciones que presenta la cueva para la conservación de material orgánico, contenía tabletas de madera tallada, un tubo para inhalar humo y espátulas de hueso de camélido.

La revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicó hace poco un estudio que concluye que ninguna de las plantas de la receta era original del altiplano boliviano, sino tropicales, lo que demostraría la existencia de una antigua red de comercio de larga distancia, o sea, hubo comercio exterior de insumos para drogas, más la logística y los recursos para financiar las expediciones.

Algo le debe faltar, o sobrar, a nuestra espacie que le pone tanto empeño para salir de realidad, desde antiguo, sin fijarse en gastos ni riesgos, un dato a tener en cuenta ahora mismo al tratar de ponerle atajos al consumo de estupefacientes.

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