Opinión

El precio de venta de la lealtad

Por: Procopio 29 de Mayo 2019

Estamos en tiempos de negociación, la denominada clase política se organiza para enfrentar en mejor forma los nuevos escenarios electorales por venir. Todos los medios ocupan espacios y páginas y se saturan las redes sociales informando sobre los últimos desarrollos. La información disponible y debatible se relaciona, en la mayor parte, con los intereses de partidos y candidatos, de alianzas, de subidas y bajadas de personajes en un escenario con permanente y a veces sorpresivas mutaciones.

Todo ello con el propósito de mejorar sus opciones de ser elegidos, mediante adecuada ingeniería de correlación de fuerzas y aseguramiento de seguidores y muy poco para mejor responder a las necesidades de las personas a las cuales se supone en algún momento solicitarán su sufragio.

Los periodos de elecciones son como los cuartos de final para la política, o la lucha por las pole positions, del éxito en esos eventos depende la vigencia de los colectivos y la posibilidad de pasar por caja, para muchos, que ven en la política una oportunidad de empleo, o de tener ese inefable e insustituible atributo del poder.

Hay que hacer las excepciones de políticos con vocación de servicio, pero otros están dispuestos a ocupar cargos cuyos servicios no están claros, sin saber para qué y en aquellos cuyas atribuciones y obligaciones son conocidas, no siempre se cumple, se usa el cargo y los tiempos para otras cosas.

Si los actores políticos no están en la cumbre de la popularidad es por algo y ese algo es que no están haciendo bien la pega, se les ve confortablemente instalados, en su propio mundo, lejos del nuestro, pero  igual se les elige, con esperanza, que es lo último que se pierde.

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