Opinión

Los riesgos de aires de altura

Por: Procopio 15 de Mayo 2019

Olimpo es el nombre del monte donde residían los dioses. Asimismo, es el nombre de la montaña más alta de Grecia,  el nombre proviene del griego – era que no-  y  significa “el luminoso”.

Según la mitología griega, allí vivían los principales dioses del panteón, que estaba presidido por Zeus, muy picado por arácnidos. Era un lugar prácticamente inaccesible, flanqueado por nubes, con palacios desde los cuales contemplaban el mundo y a los insignificantes mortales y sus ridiculeces, bebiendo ambrosía, con efectos espectaculares, mientras eran entretenidos por las musas, dedicándose a las intrigas en sus ratos perdidos.

Por eso la expresión “estar en el Olimpo” significa encontrarse enceguecido de orgullo o apartado de la realidad como puede pasar con catedráticos eminentes en sus burbujas autocomplacientes, o políticos que han perdido contacto con las reales demandas de los pueblos y viven en sus propios paraísos negociables.

A diferencia de Olimpos democráticos, el grupo de dioses era limitado, sólo los más selectos del panteón. Como tal, su número no era  preciso y en ocasiones incluyó algunos dioses y excluyó otros, aunque nunca excedió los doce. Entre ellos los célebres Zeus y Hera, Poseidón y Deméter, Hermes y Atenea, Ares y Afrodita, Hefestos y Hestia, Apolo y Artemisa, de ambos géneros, aunque  eso no era para nada un indicador de buena conducta.

El comportamiento de estos seres era de lo peor, crueles, abusones, díscolos, infieles y mentirosos, con justa razón los griegos  aprendieron a vivir sin ellos, respetándoles a una distancia segura, en realidad no hay que ser griego para darse cuenta que de los dioses del Olimpo es mejor estar lejos.

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