Opinión

El perdón de robar a un ladrón

Por: Procopio 07 de Mayo 2019

La literatura y el cine han hecho de Robin Hood uno de los personajes de ficción más populares en todo el mundo, su imagen desafiante y triunfadora, llenó la imaginación de los niños en tiempos previos a la guerra de las galaxias. Las peripecias de este rebelde en el bosque de Sherwood, secundado por los miembros de su banda, capacitados en todo tipo de armas arrojadizas y contundentes, y dispuestos siempre a burlarse del odioso Sheriff de Nottingham,  individuo repelente que subía los impuestos a cada rato .

En sus ratos libres, entre fiestas para celebrar sus últimos asaltos, se daba tiempo para cortejar a su amada Lady Marian, provocando tumultuosas pataletas en el ya aludido sheriff. Robin Hood se ha convertido así en modelo del bandido justiciero, que redistribuye la riqueza robando a los ricos para dárselo a los pobres. Como no falta el aguafiestas, la investigación ha determinado que  esta versión sentimental de la figura de Robin Hood, resulta muy alejada de la realidad histórica de los bandidos de la Edad Media y  que se trata de una simple leyenda del siglo XIII.

En una sociedad como la medieval, en la que los cadáveres se exponían en cadalsos en cada cruce de caminos, las cabezas y los miembros de traidores colgaban de portones y murallas, y las disputas entre nobles o campesinos solían acabar con sangre derramada y muertos; la violencia y la crueldad eran normas aceptadas, lo cual se refleja en las baladas.

Robin Hood estaba en sintonía, degüella al sheriff  y elimina al monje que lo había traicionado, en medio de los aplausos del respetable público. Lamentablemente, su ejemplo no prendió, parece que hay más ricos robando pobres, que vice versa.

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