Opinión

El río penquista del traspatio

Por: Procopio 03 de Mayo 2019

En la otra entrada, antigua y casi olvidada de la Perla del Bío Bío, está el Puente Andalién, que conecta la carretera desde Penco a Concepción por la calle Camilo Henríquez, una estructura noble, maltratada sin escrúpulos, convertido en semiruina, si no fuera porque insiste en seguir siendo útil. Su destino está unido al río también olvidado, el Andalién, cuyo nombre está asociado a la conquista del territorio por Pedro de Valdivia y la lucha feroz e indeclinable de miles de mupuches liderados por sucesivos lonkos, a cual más empecinado en sacarlo de aquí, es decir, historia viva.

Ha habido noticias alentadoras de recuperar paisajísticamente la ribera del río, hacer un parque, grandes noticias. Mientras el puente, maltratado, yace estrangulado por basuras, acúmulo de desechos y construcciones precarias, unos postes de luz feamente dispuestos, en remplazo burdo de su iluminación original, con espacios todavía visibles, encaramados en sus columnas de clásica aunque deteriorada arquitectura, proveen de iluminación, como si fuera necesario destacar tanta fealdad y desidia.

Hace más de diez años, el entonces presidente del Comité Pro-comuna de Andalién, además de dirigentes y vecinos del sector de Barrio Norte, apoyados por un senador regional, anunciaron la realización de una campaña ciudadana para recolectar firmas con el objetivo de conseguir que el Puente Andalién, abierto al público en 1931 y resistente a todos los terremotos desde entonces, fuera declarado monumento histórico. No se han vuelto a oír.

La ciudadanía penquista y las autoridades estamos en deuda con esa obra de ingeniería cuya belleza y nobleza se niega a desaparecer.

 

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