Opinión

El otro río nuestro, de bajo perfil

Por: Procopio 07 de Marzo 2019

En la ciudad de Concepción se puede encontrar opiniones diferentes sobre el significado de los ríos, los que ven en ellos una fuente interminable de belleza y recursos, un sitio para visitar y para hacer picnics, mientras para otros son barreras acuáticas, cuyo comportamiento aberrante e impredecible obliga a poner puentes y cuya conducta en los inviernos resulta, por lo general, imperdonable y, por eso, mientras más lejos, mejor.

Para no mencionar a los constructores de puentes, que no pocas veces se ven sorprendidos por los problemas de diseño, como suele pasar con dificultades imponderables como, por ejemplo, descubrir que el puente tiene una parte para subir, otra para recorrer, pero que no hay modo de bajar, como sucede con el río Bío Bío y su puente más nuevo, que termina en una suerte de amplio mirador.

El otro aspecto acuático son las lagunas, por un tiempo demasiado largo nadie sabía qué hacer con ellas. Sólo en los últimos decenios se tomó conciencia de la necesidad de rescatarlas y prestar atención , además del famoso río de la antigua frontera.

El que quedó para después es el río Andalién, definitivamente en el traspatio. Tuvo mejores momentos, cuando era camino a Penco. En la actualidad, es un puente maltratado, que en su época, al ser construido en 1890, mostraba con bastante prestancia su arquitectura neo clásica, con torrecillas de luz y paso para peatones. Ahora está avecindado con viviendas precarias y patios llenos de residuos, desechos y basura, más ropa tendida.

Esta parte de la Región debió haber sido preciosa antes que llegáramos.

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