Opinión

Orfandad en la gestión regional

Por: Diario Concepción 13 de Diciembre 2018
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

Estamos ante la presencia del gobierno regional más débil y limitado políticamente que hemos tenido desde el retorno a la democracia. No se trata de buscar grandes pensadores o intelectuales en la función pública o de conducción, pero, por lo menos, un mínimo de peso político y trayectoria, que no es lo mismo que años en política, sino más bien aquella trayectoria que se traduce en una experiencia en terreno, con vínculos en el mundo social (y no sólo empresarial), redes intelectuales y sobre todo capacidad de gestión, no confundir con la mera administración de alguna cartera, que es precisamente lo que hemos visto en todos estos meses.

Burócratas administrando cargos, despidiendo y denigrando funcionarios, con algunas puestas en escena, uno que otro discurso rimbombante que busca ser más efectista que efectivo, seremis con escaso manejo de sus áreas, ni siquiera vale la pena preguntar por sus experiencias en aquellas y que están ahí por el solo hecho de pertenecer a algún grupo o red de poder del parlamentarios de turno, por ejemplo, ser del “feudo” de Van Rysselberghe.

Al respecto, que producción del conocimiento tiene el seremi de Educación o Salud, dos de las áreas más importantes. Alguien conoce sus investigaciones, papers, publicaciones, asistencias a congresos, seminarios nacionales e internacionales. Se supone que para asumir un cargo, se requiere algo más que la voluntad o tener la venia de algún parlamentario de la zona. Ser autoridad o seremi, no es sólo ser simpático, hablar lugares comunes y frases bonitas, figurar en las páginas sociales de la prensa local, aparecer cortando cintas o dando una lista de supermercado de lo que hemos hecho y vamos a realizar, bien escribiendo cartas al diario o citando/parafraseando a Arjona o Kramer para explicar algún proyecto medida.

Lo más grave de todo es la conducción regional. Ya lo hemos señalado en otras oportunidades, Jorge Ulloa nunca debió ser designado como Intendente, por un mínimo de ética y respeto por la memoria y los derechos humanos de esta región, pero aquello parece importar bien poco a estos “demócratas de ocasión”.

Esta región tuvo intendentes de una altura intelectual, ética y política irreprochable, que su sola presencia significaba respeto al cargo y el respeto ciudadano, es el caso de don Adolfo Veloso, incluso, Martín Zilic o Jaime Tohá fueron personas que dignificaron el cargo y lo situaron a niveles de respetabilidad local y nacional. Hoy, en tiempos donde lo ético ha pasado a un segundo plano, donde el respeto al cargo se ha convertido en algo de morondanga y donde importa bien poco el valor de lo público, nos sumergimos en aquello que Castoriadis llamó el avance de la insignificancia; lo más triste de todo, es como la denigración de la política y de la función pública ha permeado nocivamente a nuestra región. Por eso, tenemos no lo que merecemos, sino lo que se votó y lo que es hoy esta región en materia de conducción y gestión; es decir, una orfandad total.

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