Opinión

Una delicada convivencia

Por: Diario Concepción 07 de Noviembre 2018

Desde el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, Venezuela y el Presidente Maduro, corren con desventaja, ya que han perdido un importante aliado político en la región, considerando el apoyo que por años recibieron de los gobiernos de izquierda liderados por Lula y Dilma Rousseff. Desde ahora, es altamente probable que el nuevo gobierno de Brasil se alinee con la política de Estados Unidos, dirigida al aislamiento diplomático de Venezuela, intentando así, recobrar el liderazgo a nivel latinoamericano que perdió tras la crisis política desatada en 2016, luego del impeachmentt contra Rousseff. No obstante, recientemente, Maduro, hizo un llamado al gobierno brasileño a “retomar, como países vecinos, el camino de las relaciones diplomáticas de respeto, armonía, progreso e integración regional, por el bienestar de nuestros pueblos”. Sin duda, el círculo cercano al gobierno de Maduro no duda que el nuevo gobierno brasileño suscribirá todas las iniciativas que en las instancias internacionales se promuevan para contribuir al aislamiento de Venezuela. En este sentido, Estados Unidos, probablemente encontró al mejor de los aliados contra el gobierno de Maduro en la región. Sin embargo, es de esperar, que a pesar de la distancia ideológica entre ambos gobiernos, Brasil respete lo que internamente llaman “tradición humanitaria”, es decir, mantener como política de Estado el apoyo a los inmigrantes venezolanos. No obstante esto, no es posible descartar que los flujos migratorios disminuyan ante los comentarios vertidos por Bolsonaro durante su campaña, los que podrían provocar un efecto disuasivo entre los venezolanos que quieran cruzar la frontera en la zona de Pacaraima. En este sentido, claramente habrá un mayor control, para evitar las tensiones propias de una zona fronteriza, pero se debieran conservar los planes de acogida y reubicación en territorio brasileño de los venezolanos que escapan de la crisis económica, social y política de su país. Por lo tanto, no debiera cambiar mucho la política del Estado brasileño hacia la atención a los inmigrantes venezolanos, probablemente si en cuanto a las prioridades del nuevo gobierno, pero estas no debieran alterar los imperativos humanitarios que guían la política del Estado de Brasil. Es evidente que el “nuevo” Brasil restringirá sus relaciones con Venezuela y Bolivia, pero esa no debiera ser ese el sentido general de la política exterior de Bolsonaro, sino que más bien reposicionar al Brasil en el concierto internacional.

Dr. Fernando Castillo Opazo
Experto en América Latina
Universidad Andrés Bello.
Miembro del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH)

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