Opinión

Andar por ahí, disfrazado

Por: Procopio 25 de Septiembre 2018

Una cosa es que sea difícil conseguir un buen trabajo, con buen ambiente laboral y remuneraciones satisfactorias y otra muy diferente llegar a ocupar una de esas plazas mediante procedimientos probadamente mañosos.

No es un asunto nuevo, la falsificación de títulos profesionales, por ejemplo,  ha de ser una tarea elemental para delincuentes que logran resultados satisfactorios con documentos con cuotas más altas de seguridad, como la falsificación de moneda. Tampoco es un fenómeno local, ocurre en todas partes y es un desafío permanente para las instituciones verificar si los profesionales que contratan como tales tienen las calificaciones debidas.

La diferencia está en el grado de desfachatez, aprovechando las facilidades de las redes sociales, o el mercado virtual, por ejemplo; “tituloschile@hotmail.com, se hacen trabajos de gran calidad en el ámbito de documentos universitarios, estos pueden ser realizados en diferentes universidades tanto estatales como privadas las cuales se sitúan a lo largo y ancho del país, cada documento además de contar con los distintos sellos de relieve, timbres, estampillas etc., se entrega la posibilidad de que sus documentos sean registrados en las más prestigiosas universidades de nuestro país para que al momento de que su empleador lo verifique, alto nivel de confidencialidad con el cliente”.

En Chile, por su antigua tradición de país sobrio, un tanto grisáceo, en comparación con algunos de sus más extrovertidos vecinos, siempre ha existido un respeto casi reverencial por los títulos universitarios, el cartón, como describen las familias de la clase media que ingresaban al ámbito de familias con hijos universitarios. Resulta, en consecuencia, una falsificación con connotaciones, además de la ilegalidad, de imperdonable sacrilegio.

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