Opinión

Sobre Darwin y los globos con helio

Por: Procopio 13 de Septiembre 2018

No es broma. En EE.UU., a propósito de un accidente tan lamentable como ridículo, se instituyó el Premio Darwin, de discutible buen gusto, para aquellos que “han decidido, de manera involuntaria, proteger nuestro patrimonio genético sacrificando sus propias vidas”, aludiendo a maneras de morir que dejan en dolorosa evidencia una extraordinaria falta de mínima inteligencia.

A título de ejemplo, el premio de 1982, excepcional porque fue entregado a un sobreviviente; Larry Walters, de Los Ángeles, USA. Su frustración era no haber podido ingresar a la fuerza aérea. Como eso de andar por los aires seguía siendo su obsesión, tuvo la astuta idea de comprar cuarenta globos meteorológicos, inflarlos con helio y atarlos a su silla de jardín. El resto del equipamiento era una pistola de perdigones. El plan era permanecer flotando por allí unas pocas horas y disparar perdigones a unos pocos globos, para descender controladamente a tierra.

Un grupo de incondicionales amigos acudieron a cortar las amarras que fijaban la silla a tierra. En contra de lo esperado, subir suavemente hacia las alturas, Larry fue proyectado al espacio como expulsado por un cañón, subió tan alto que tuvo miedo de disparar a los globos por temor a caer con igual velocidad a la que había ascendido.

Permaneció unas catorce horas a la deriva, muerto de frío. Sin otra opción, comenzó a disparar a algunos globos, al final terminó enganchado en los cables de una torre eléctrica, se desmayó ante tanta presión, siendo, eventualmente, rescatado por malhumorados agentes de la policía encargados de su búsqueda.

No le fue nada de bien con su invento, pero no se puede decir que haya sido un fracaso: su disparatada aventura sirvió, 25 años más tarde, como idea basal para la excelente película animada de Pixar, “UP”, ganadora de dos premios Oscar. Un epílogo curioso, que tal vez podría invitar a Darwin a la reflexión.

PROCOPIO & PIGMALIÓN

Etiquetas