Opinión

Seres libres de supersticiones

Por: Procopio 18 de Agosto 2018

Cuando nos enfrentamos con circunstancias desconocidas, el único recurso que queda es la esperanza de salir de ellas bien librados, o con el menor daño colateral posible. No nos falta ingenio y rápidamente encontramos alguna explicación, de lo contrario la angustia de enfrentar entes desconocidos y crueles sería insostenible.

El hombre puebla, desde temprano, el universo que le rodea de criaturas  protectoras de relativa accesibilidad, sin garantías, pero por lo menos, con alguna suerte de lábil control. Desarrolla con admirable ingenio todo tipo de ritos y procedimientos, los más avanzados se hacen cargo de las transacciones e  intermediar entre los dioses y los menos dotados, ya que esos seres, con un sólo  gesto, pueden eternizar el invierno, o dejar a una región sin agua, sin mencionar enfermedades y desgracias corporales de todo orden, instancias maléficas que licúan la sangre, quitan el aire de los pulmones, reblandecen los huesos, llenan la piel de úlceras y tormentos, en resumen, más vale estar de buena con ellos. No escatimar rituales ni sacrificios.

Ahora estamos mucho más sofisticados, pasamos frívolamente debajo de las escaleras, no nos inquietan los gatos negros, quebrar espejos no tiene importancia, el número trece es mítico y los martes más aún, salvo que por falta de patas de conejo nos sobrevenga un ataque de mala suerte, con una indeseable secuela de acontecimientos desafortunados, de mala onda.

Pedir tres cosas es una costumbre atávica que debiera abandonarse, entre otros rituales residuales de tiempos oscuros, como el uso de determinadas prendas de vestir en la eventualidad de enfrentar un desafío mayor, es bueno saber que nos hemos librado de tales supersticiones, toquemos madera para que no regresen.

PROCOPIO

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