Opinión

El antiguo cóctel genético

Por: Procopio 15 de Agosto 2018

Para quienes es indispensable la pureza de las raza, puede resultar aleccionador comprender que hubo demasiadas oportunidades de intercambio como para que las líneas genealógicas se mantuvieran libres de mácula, nuestra especie tiene un pasado un tanto confuso y bastante revuelto. Por lo que se ha logrado saber con exámenes de ADN, hubo diferentes especies de humanos, separadas en diversos territorios, se puede pensar en dos situaciones; pudo haber atracción, enamoramiento y descendencia, con oportunidad para que los romeos y las julietas crearan un cóctel genético, o los Montescos hicieron desaparecer a los Capuletos.

Hace 50.000 años los Sapiens se encontraron con los Neandertalenses, éstos eran más musculosos y más adaptados a climas fríos, así como posiblemente con otras especies de humanos. A juzgar por los resultados los sapiens no eran demasiado tolerantes, nosotros, directos descendientes, no mostramos demasiadas diferencias a ese respecto, pequeñas diferencias de color de piel, en la forma de los ojos o en religión, o cualquier cosa basta para sacar lo peor a relucir, listos para el exterminio.

Así parece haber ocurrido, recientes estudios de nuestro ADN, comparado con aquel de antecesores de esas otras especies humanas, han dado el sorprendente resultado que apenas un tres o cuatro por ciento de estas marcas genéticas es compartida, o sea, que hubo más aniquilamiento que contactos con el enemigo, que hubo pocas instancias en las cuales resultaran encuentros fértiles en algunas parejas, más escasas que las de los amantes de Verona.

La civilización tiende a limar colmillos, aparentemente hay ahora harto más ánimo de compartir genes, es posible que nuevas combinaciones le cambien un poco el perfil a los habitantes humanos del planeta.

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