Opinión

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Por: Diario Concepción 29 de Junio 2018
Fotografía: Diario Concepción

Jorge Condeza Neuber
@jorgecondezan

La Tesorería General informa que esos fueron los intereses pagados por la deuda pública el año 2017. Decir que son 1,2 billones de pesos o casi 2.000 millones de dólares anuales  no le agrega más comprensión a la cifra, pero es el resultado del aumento desmedido de la deuda pública de los últimos 8 años.

El año 2009 la deuda era de 11.000 millones de dólares y el 2017 rozamos los 69.000 millones. De 5.8% del PIB subimos a 24%, y pasamos de 230 mil millones de pesos en interés el 2010 a 1,2 billones el 2017.

Podemos hacer el juego que a muchos encanta. Ese de cuántos hospitales podríamos construir solo con los intereses de la deuda, o cuántas viviendas sociales o cuántos consultorios, o algo bien regionalista: que la cifra es incluso mayor que el famoso FNDR por el que tanto luchan, pero me gustaría saber dónde están físicamente estos 58.000 mil millones de dólares de deuda, que fueron un “extra” del presupuesto normal. ¿Cuáles son las grandes obras realizadas que pudieran justificar todo este gran gasto? ¿Y en nuestra Región? Si, se construyeron hospitales, consultorios, algunas carreteras secundarias, pero grandes obras que expliquen USD58.000 millones no veo. No se amplió la 5 sur, no se construyeron puertos, aeropuertos o el famoso tren bala (la mayoría hoy es concesionado). Porque el problema no es contraer la deuda si esto se traduce en obras que generen rentabilidad social futura, pero aquí no se ve el dinero.

Tampoco se entiende el discurso de algunos políticos que ayudaron a este despilfarro y que ahora reclaman porque el Gobierno pretende recortar gastos en un presupuesto claramente deficitario, demostrando que no les importa absolutamente nada que ocurra con los dineros públicos y menos si la deuda sube. Para ellos gastar es la consigna.

Es absolutamente necesario disminuir el gasto público, y básicamente es urgente revisar todos y cada uno de los programas, los miles de programas que financia el erario público, muchos de los cuales están pésimamente mal evaluados, incluyendo buenos programas pero que ya están muy inflados. Un buen ejemplo es el gran flujo de la ley SEP, que ha tenido  gran impacto, pero que hoy genera un sistemático superávit en las cuentas corrientes municipales, asunto altamente complejo si es que recordamos que pasó en años anteriores donde se terminaron usando parte de los recursos en cualquier cosa y hubo que dictar una ley de perdonazo por la masiva malversación de recursos públicos.

Creo que el tema deuda y presupuesto debe ser tomado en serio y son los parlamentarios los que deben prepararse de mejor manera para que el gasto sea eficiente y no como ocurre ahora en que en muchas reparticiones sobra el dinero, las autoridades no saben qué hacer con ello, y se termina usando para cualquier cosa.

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