Opinión

Nosotros y ellos

Por: Diario Concepción 27 de Junio 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, Magíster Filosofía Moral

El sentido de pertenencia a una identidad nos impide muchas veces extendernos más allá de lo que en dicho contexto se acepta como posible. Según los más idealistas, este “nosotros” tiende a ampliarse de manera natural, y si es capaz de convencer a quienes eran antagonistas, quiere decir que en ellos también estuvo ese “nosotros”. Siempre habrá “un nosotros de todos los nosotros”, ya que todas las categorías que han sido usadas para clasificarnos son falsas o al menos transitorias, que responden a limitados períodos de ajuste histórico. Para el filósofo francés Tristan Garcia: “la promesa de este nosotros del nosotros vuelve y sigue volviendo sin cesar, porque nosotros somos todos nosotros, aún cuando pertenezcamos a diferentes nosotros”.

Para quienes tienen una perspectiva más bien realista, la extensión del nosotros no asegura estabilidad, por cuanto el crecimiento desmedido del grupo conduciría a que los contenidos compartidos se hagan frágiles, multiplicándose los riesgos de escisión y discordia. Es mejor mantener precisos los límites, identificar bien a los enemigos y no ser tan ingenuos como para pretender que todos algunas vez serán iguales a nosotros. Mientras más clara se encuentre nuestra identidad, habrá más intensidad interior y exterior del nosotros, favoreciendo que podamos distinguirnos del “otro”.

El universalismo idealista ha sido promovido por cristianos, budistas, musulmanes, marxistas y liberales, aún cuando en más de alguna oportunidad han derramado la sangre de quienes han considerado como potenciales “nosotros”, bajo los pretextos de la herejía y del peligro para este mismo “nosotros”.

Una noción pesimista que nos lleve a cerrarnos impediría el reconciliarnos con las diferencias del otro y llegar a la unificación. No nos dejaría descubrir quiénes somos todos desde la determinación de lo que nos separa, teniendo especial cuidado en integrar y no absorber lo distinto, aceptándolo como posible.

Reconocerse intensamente en determinadas identidades implica vincularse sólo con los pares, crispándose sobre la base de la diferencia, encasillando a los otros por sexo, color de piel, religión o tendencia política, por lo que hizo o no hizo, por lo que dijo, dejó de decir, por sus palabras y silencios, haciéndose una universalidad de lo particular, tendiéndose a la exclusión y la violencia, alegándose paradójicamente como fundamento una lucha contra la discriminación, sin reconocer que somos un nosotros más entre muchos otros.

Etiquetas