Opinión

No somos tontos

Por: Diario Concepción 27 de Abril 2018
Fotografía: Diario Concepción

Jorge Condeza Neuber
@jorgecondezan

El nombramiento de un hermano como embajador en Argentina es nepotismo y esa impresión que ya se formó la ciudadanía no cambiará a pesar del fuerte atrincheramiento de sus adeptos, de las suplicantes explicaciones dadas por los cercanos que no dan para ganar un debate de secundaria, y menos por el voluntarismo de la vocera que cree que basta su afirmación de que esto no es lo que parece. Incluso un dictamen a favor de la Contraloría no será suficiente.

Es que el nepotismo no tiene muchas acepciones. (La verdad no tiene ninguna). Algunas definiciones adornan el asunto para que no se vea tan feo: “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las gracias o empleos públicos” o “tendencia a favorecer a amigos o familiares con cargos públicos”. Seamos claros, el nepotismo como tal es una forma de corrupción política y va justamente en contra de los conceptos de moda en el último tiempo: meritocracia y probidad.

Este caso podría leerse solo como un acto de autodestrucción, unas ganas locas de dispararse en los pies o como un simple error de alguien que no hizo la pega de plantear los escenarios posibles a partir de un asunto cargado de conflicto. Claramente logró que le refrieguen a Piñera la época de campaña en que le dio como bombo en fiesta a la familia Goic, acusándolos de corruptos, y de paso mandó a las pailas esa idea de que en su Gobierno no habría ni un asomo de apitutamiento de familiares o amigos.

Cierto que para embajador no se requieren conocimientos específicos. Cierto que es potestad del Presidente nombrar a quien quiera. Cierto que el hermano está capacitado. Pero más cierto es entonces que en beneficio de la lucha contra la corrupción que quiere impulsar el Gobierno y la necesidad de mejorar la imagen de la política, deben ser capaces de buscarle al hermano otra pega y no esa, donde sus “grandes” calificaciones compitan con el resto.

Nunca sabremos si el Presidente tomó esta decisión solo o si alguien lo convenció  que este nombramiento sería útil y que las críticas serían aplacadas por una estrategia comunicacional diseñada por uno de esos caros asesores que normalmente pululan por el segundo piso. Puede ser. Lo raro es que rápidamente todos olvidaron el caso Davalos que persiguió a Bachelet 3 años y le impidieron repuntar en las encuestas o el caso jarrón que impidió al yerno de Lagos seguirpiolita” en Corfo y tantos otros que solo complicaron a las autoridades.

Consejo no solicitado. Cambie a los asesores Sr. Presidente, sino en 6 meses los bonos bajarán y no lentamente, porque ya no se puede tratar al “pueblo” como un manojo de tarados. Contrate gente seria y profesional y no hinchas obsecuentes y recomiende a sus cercanos que le digan cuando anda desnudo paseando a caballo.

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