Opinión

Ejercer el justo derecho a pataleo

Por: Procopio 20 de Marzo 2018

Ya sería bueno que hay un cambio notable de la idiosincrasia nacional, la que exhibe rasgos curiosos, que a veces resultan en comportamientos que semejan a la bipolaridad, trastorno que no es igual a los altibajos de estado anímico que experimentan todas las personas, en ese cuadro la exaltación y la depresión son mucho más potentes.
Es asombroso observar el comportamiento del chileno fuera de su tierra, algunos experimentan una suerte de metamorfosis, se transforman, mutan, de seres tranquilos y de bajo perfil, a individuos ruidosos y desafiantes, que exigen, que reclaman, que comentan a voz en cuello.
El contraste es notable con el comportamiento dentro de su propio territorio insular, su vestimenta regresa a la sobriedad minimalista o a la replicación de lo que todo el mundo de su ambiente viste. Habla por lo general en voz baja, mesurado y medido, rara vez expresa protestas nivel individual. Podría describírsele como apático, o cómodamente indiferente.
El aspecto negativo de esa apatía es que no parece conmoverse con situaciones inaceptables y prolongadas, acata casi sin chistar abusos y faltas, no defiende con claridad sus derechos, se limita muchas veces por andar por allí refunfuñando, pero no hace valer su opinión, no utiliza los medios para expresarla, insiste en ser la siempre atropellada mayoría silenciosa.
Es preciso invitar a cambiar, a expresar su opinión, a escribir cartas al director de diarios, a defender sus convicciones, a reclamar sobre asuntos importantes desatendidos, a impedir la acción de aquellos que maltratan la ciudad en que viven, los que hacen sus calles inseguras o sucias. Empezando por dar el ejemplo. Se le pide a la región que despierte, no sería malo que los ciudadanos hicieran lo mismo.

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