Opinión

Si es Libertadores, el color es lo de menos

Por: Paulo Inostroza 29 de Enero 2018
Fotografía: Copesa

Año 2004, entrenamiento de Cruzeiro en Collao. Dos zurdos practicaban tiros libres y te juro que no echaban ninguno afuera. Era palo o gol. Uno era el pequeño Alex y el otro un tal Rivaldo, que ya jugaba parado, pero su pegada seguía siendo una maravilla. El técnico era Luxemburgo, que no dejaba a los suyos hablar con la prensa. Un plomazo. El que nos salvó fue Claudio Maldonado y ahí nos dimos cuenta que sí tenía jinetas en Brasil: se metió la orden del DT al bolsillo y habló mil veces con los medios locales. Sus compañeros –uno era Maicon- ya se habían duchado y el “Chester” seguía dando cuñas.

Año 2001, muere la abuela de Romario. Toda la prensa esperaba al crack de Barcelona y el Mundial del ’94, pero no apareció. Su presencia estaba en duda, el hombre de luto y muchos decían que para él estos partidos ya le daban lo mismo. No fue así. El Baixinho llegó a última hora, entró a la cancha, tocó la pelota una vez y fue gol. Vasco da Gama ganó a estadio lleno, pero lleno lleno. Se fue sin dar declaraciones, pero es imposible olvidarlo y dar fe de lo que todos decían: Romario la toca poco, pero siempre te clava. Uno de sus mil goles… Según Romario.

Año 1991, el América de Cali llega a Collao. Los morados ilusionaban con Villamil, Almada y Adomaitis y la gente fue en masa a ver un partidazo. Fue partidazo, pero casi ni lo vieron. Una inolvidable neblina impidió observar el buen fútbol del equipo colombiano, con “Polilla” Da Silva y el “Pitufo” de Ávila. Un equipo que por entonces mandaba a nivel continental.

Año 2013 y el acero da la pelea. Ze Roberto hace una cabriola y marca ante 10 mil espectadores, el “Búfalo” Aceval lo empata demasiado tarde. ¿Hay tiempo para otro milagro del equipo de Pellicer? No, no se pudo, pero el equipo que ganó en el Arena do Gremio y goleó en Caracas se fue entre aplausos. Le faltó un solo gol. Le faltó tiempo.

Año 2001, cabezazo de Bautista en el último minuto contra Wilstermann y Collao explota. En esa misma campaña, el San Lorenzo de Pellegrini, Estévez, Romagnoli y Abreu saca todo lo picota del alma y reparte puñetazos a un León que lo venció en memorable 3-2. Pusineri, Saja y el “Coco” Amelli entre los culpables, Cancino fracturado. Año 2004, la UdeC se despide con dos goles de un prometedor Esteban Paredes contra el Santos Laguna de Brogetti y el “Pony” Ruiz. El zurdo se mareó con los goles y arrancó a México sin permiso.

La Copa Libertadores es eso. Mil historias de una bendición que pocas veces nos toca. El fútbol más importante del continente y con ese sello que los europeos no tendrán nunca, aunque se llenen de sudamericanos. El miércoles viene Vasco. No importa de quién sea hincha, vaya. Esto es historia pura.

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