Se han hecho presentes los primeros indicadores sobre el aumento de interés por la carrera de pedagogía. La ley ha trazado las líneas generales para empezar a escoger a los mejores, con un puntaje mínimo de postulación de 500 puntos y con líneas claras para las instituciones que la dicten, pruebas iniciales, intermedias y finales, adecuadas y supervisadas prácticas desde temprano, con vínculos efectivos en los futuros sitios de desempeño profesional, todo para asegurar el óptimo proceso académico de formar los mejores profesores.
Van a hacen falta muy buenos maestros para formar a los ciudadanos que Chile necesita para desarrollarse con fuerza y firmemente, personas diferentes a las de hoy, porque el futuro, que está aquí mismo es muy distinto al tiempo actual y al pasado próximo. Para la analista y socióloga francesa, Noémie Le Donné, en pocos años más a las personas no se les va a recompensar por la cantidad de información que reciten; para eso está Google. Lo que realmente va a importar son las cosas que logren hacer en base a ese conocimiento, de qué forma logran ser críticos y creativos con aquello que se les presenta.
Es el nuevo estudiante, para lo cual se requiere un nuevo profesor, aquel que sea capaz de fomentar su curiosidad por aprender, con competencias para integrar saberes y motivar la discusión, los cuestionamientos y la capacidad de resolverlos por cuenta propia. El nuevo profesor tiene que saber despertar el asombro, el interés por saber después de explorar, estimular y acompañar en la búsqueda de soluciones a los problemas y a las inquietudes.
No son súper profesores ni súper alumnos, son ambos de otra clase, la clase que hace falta en un mundo que exige alta competencia para conseguir un lugar bajo el sol.
PROCOPIO