Opinión

Manual para criar mejores ciudadanos

Por: Diario Concepción 19 de Diciembre 2017

Si se quiere recordar cómo se pasaba de habitante a ciudadano, hay que volver a mirar los libros viejos para observar cómo se enseñaba Historia y Educación Cívica, desde el primer centenario de la República.

Basta con leer unos pocos párrafos para entender que había un grupo menor, una elite formada sin fijarse en gastos, para controlar y dirigir el aparato estatal y otro grupo mucho más numeroso, con la tarea de obedecer, a estos últimos se les  propinaba consistentes dosis de educación cívica, se les pedía obediencia y disciplina, con los apelativos poderosos de siempre, como el amor a la Patria.

De acuerdo al Programa para la enseñanza primaria, establecido en 1901 por el Ministerio de Culto e Instrucción Pública, la clase de Educación Cívica debía centrarse en la noción de patria y su historia, los derechos y deberes ciudadanos y la organización del Estado. No demasiado en los derechos, más bien en las obligaciones, tales como la inviolabilidad de la propiedad privada, el respeto a la ley y a la Constitución y el servicio militar.

Las cosas han cambiado para bien, pero como suele ocurrir, el péndulo se pasa de curso y existe la tendencia a fijarse más en los derechos que en las obligaciones. Sin embargo,  el cambio mayor ha sido que antes la cosa pública importaba mucho y ahora no tanto. Por motivos varios, el ser ciudadano perdió importancia, nos fuimos saliendo de lo colectivo para jugar de modo individual.

Está claro que la democracia no funciona en el vacío, se requiere de las personas, las más posibles. Ante la dificultad de cambiar a los que ya están en el juego, hay que formar a los que recién llegan, lo más temprano posible, para que ser ciudadano vuelva a ser un privilegio que enorgullezca y comprometa.

 

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