Opinión

De poesía, auto ayuda y citas falsas

Por: En el Tintero 14 de Diciembre 2017
Fotografía: Cedida.

De seguro con cierta frecuencia le han compartido por Facebook o Whatsapp alguna bella reflexión de un poeta de renombre (probablemente un Premio Nobel), con algún edificante mensaje que lo reconfortará, lo invitará a no rendirse, a viajar liviano, a amar sin fronteras y a luchar hasta su sueño alcanzar. Algunas de estas cadenas, bellamente musicalizadas o incluso declamadas, pueden impulsarlo a subir arriba de su silla.

Si alguno de estos versos le cambiaron la vida, le hicieron click o le alteraron el switch, le recomendamos no seguir leyendo. No queremos decepcionarlo. En caso contrario, venga la verdad, sin preámbulos: la gran mayoría son citas falsas, atribuidas por error o por dolo, a grandes de las letras, tal vez con el fin de darle más credibilidad, una dudosa certificación de prestigio que haría paradojalmente más “verdaderos” los mensajes.

Le ha pasado durante décadas al pobre Borges con el soso poema “Instantes”, donde un octogenario asegura que si pudiera vivir de nuevo, viajaría más liviano y se lanzaría más veces en paracaídas. La realidad es que la prosa de Borges era harto más compleja, sus referencias más intelectuales, y por lo pronto, le encantaba ser viejo. De hecho, ya lo era a los 15 años.

Algo similar le ha pasado a Gabriel García Márquez con “Carta de despedida”, que en palabras de sus falsificadores, fue escrita tras el diagnóstico de cáncer linfático. “Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera”, reza el vital panegírico, olvidando que Gabo era ateo y que, por lo general, escribía bien.

La prueba de autenticidad no es tan difícil de aplicar. Si le parece que el poema de un prócer literario lo pudo haber escrito Paulo Cohelo, siéntase con todo el derecho de dudar.

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