Opinión

Sin margen para ambigüedades

Por: Diario Concepción 30 de Noviembre 2017

Por: Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

Sin duda estamos ante la elección presidencial más politizada de los últimos años. Con esto con estoy diciendo que el debate y la discusión sea de un alto vuelo intelectual o que la discusión teórica-conceptual sea el eje central de los debates, simplemente apuntar que la política, como forma de pensar y hacer colectivo ha ido cobrando fuerza en los últimos años (coyuntura 2011 movimientos estudiantil y 2014 llegada al Gobierno de Michelle Bachelet).

En primer lugar por las reformas que ha impulsado el gobierno en el campo cultural y valórico, en segundo lugar por la articulación de una tercera fuerza política en construcción, la cual hoy tiene una importante expresión en el Congreso, en tercer lugar por los movimientos que ha tenido el bloque oficialista, donde la mayoría de sus actores, por acción, omisión, convicción u oportunismo, se ha corrido, por cierto con algunos resquemores, hacia posturas más de avanzada que de contención de los cambios, y por último la reacción de una derecha que desde la llegada al gobierno de la Nueva Mayoría se ha encargado, por una parte, de bloquear los cambios y reformas y por otra defender una institucionalidad (leyes, relaciones de poder, instituciones) que le resultaba cómoda y funcional para seguir imponiendo las reglas del juego en Chile.

Todo aquello se ha ido corriendo y en esa tarea han sido importantes no sólo las medidas impulsadas por Bachelet, sino también por la presión y movilización ciudadana y de algunos actores sociales, que orgánica y en otros de manera inorgánica buscan superar las ataduras y cerrojos heredados de la dictadura. Por lo tanto, la sociedad chilena ha ido recobrando progresivamente el valor de la política como herramienta para dialogar, debatir y construir sociedad.

Ante ese escenario, de aprendizaje (con errores y aciertos) y politización, la elección del 17 de diciembre no da margen para ambigüedades e indefiniciones. Está claro que lo que está en juego o en disputa, en buena hora, son dos miradas de sociedad, pero sobre todo de cómo y desde dónde (vías, ritmos, mecanismo) construirla o si se quiere qué tipo de políticas públicas y rol de Estado queremos para Chile.

No se trata de situarse en una posición binaria o maniquea, todo lo contrario, si pensamos la política en un sentido constructivista, es decir que ayuda a construir (colectivamente) sociedad, entonces implica, para bien o para mal, superar posiciones ambiguas y neutras para así definirse ante determinadas cuestiones que dicen relación con el destino del país, desde aspectos de la vida cotidiana hasta aquellas que dicen relación con el orden institucional.

Por eso está elección es tan importante, porque nos convoca a definirnos, no sólo en cuanto a un determinado proyecto de sociedad, sino también para abandonar aquellas posiciones acomodaticias, ambiguas y hasta timoratas.

Etiquetas