Opinión

Palabras para aprender de nuevo

Por: Procopio 22 de Noviembre 2017

Se puede encontrar gente extraña en los aeropuertos, sobre todo en los internacionales, por razones fáciles de comprender, raros atavíos étnicos y raros atavíos por otras razones menos comprensibles, la pinta sería lo de menos, lo que puede ser más traumático es que los comportamientos sean intranquilizadores y molestos.
Con mala fortuna se puede tropezar con algunos coterráneos que se encuentran de paso por estos lados, ya que es al salir cuando sacan a relucir sus características menos deseables, de esas que ayudan a explicar por qué muchos de nuestros vecinos sienten hacia la casta chilensis muy poco aprecio; gente gritona, que intercambia palabrotas a voz en cuello y que reclama para sí atenciones especiales y absoluta prioridad.

Se ha perdido mucho de austeridad, lo cual hace referencia a sencillez y moderación y también significa el acatamiento riguroso de las normas morales por parte de los individuos. La palabra austeridad proviene, como muchas otras que adornan nuestra lengua, del latín “austeritas”, y ésta con el que significado de “difícil o áspero”. Allí radica su importancia, el aceptar la calidad de áspero y arduo, para lo cual se requiere capacidad de renuncia, una dosis sustantiva de valor moral y una razonable base de cultura y respeto a los demás.

Otro par de palabras aparentemente olvidadas, o por lo menos, relegadas por un sector de la sociedad a un cómodo sector lejano, son la prudencia y la decencia, dos condiciones indispensables para la convivencia sana, justamente esa difícil de asegurar cuando se juntan ejemplares como los descritos. Repasar el sentido y pertinencia de algunas palabras para hacer una mejor sociedad es parte de lo habría que reaprender.

Procopio

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