Opinión

Concepción, donde pasa de todo

Por: En el Tintero 25 de Octubre 2017

Hay una pintura ingenua de un pintor colombiano, con el descriptivo nombre “el pueblo donde todo pasa” y efectivamente en la tela, de gran formato, hay de todo lo que en un pueblo puede pasar, los niños en la escuela y los otros que se han arrancado para evitarla, hay gente trabajando en las calles o en las fábricas, dueñas de casa y damas elegantes ocupadísimas haciendo nada, gente de buenas costumbres y otras de malas. Todo pasa en el pueblo en cuestión.

El sábado recién pasado, en la ciudad de Concepción pasaba de todo, había artistas por todos lados, algunos más estrepitosos que los demás, hubo danzas españolas, sevillanas para ser más precisos, lindas bailaoras tejiendo historias con las manos, en el odeón de la Plaza Independencia aparecieron, como flautistas de Hamelin, pero más bien de Escocia, gaiteros correctamente vestidos con sus kilts y sporrans, seguidos por los niños.

En el paseo peatonal había una contienda feroz sin ceder terreno, entre pastores religiosos y sus amplificadores, cantantes de diversos rubros, mimos que activan al sonar de monedas, unos pocos, pero fervorosos, repartidores de imágenes de sus candidatos favoritos.

Los consabidos vendedores ambulantes y su sombra verde, a la vista de la cual se producen rápidos procesos migratorios de los mercados plegables, más personas compasivas que ofrecen perritos en busca de adopción.

Es un espacio ocupado, vocinglero y múltiple, atractivo en su diversidad, molesto para quienes pensaban que podía alimentar en silencio a las palomas, pero indicador de las fuerzas de una ciudad trepidante y activa, energía urbana en un ambiente que de puro verlo hemos dejado de apreciar; la vida propia de la libertad y de la paz.

PROCOPIO

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