Opinión

La felicidad no pasa de moda

Por: Procopio 11 de Octubre 2017

El ganador del Premio Nobel en Ciencias Económicas de 2015, el economista Angus Deaton, en alguna de las infinitas entrevistas, que suelen ser el precio inescapable de los laureados, explica que ha centrado su trabajo en el mundo en desarrollo porque “hay una verdadera urgencia moral para entender cómo se comportan las personas y lo que deberían o podrían ser capaces de hacer al respecto”.

Parte importante de su interpretación sobre la evolución del mundo económico, tiene como centro el análisis de la felicidad, que ya en la constitución norteamericana se destaca como parte de los derechos inalienables del hombre; la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Así, en su última colaboración con la Ocde, este economista con corazón afirma que “la revolución de la felicidad” está en pleno apogeo, que en todas partes se está empezando a reunir información sobre el bienestar y que los políticos han empezado a prestar atención- lo que ya es maravilloso-, no sólo en el crecimiento económico y el mejoramiento del nivel de vida material, sino también en una gama mucho más amplia de las cosas que son realmente importantes para la gente.

Insistentemente, en muchos ámbitos, se ha discutido la importancia del bienestar, de la felicidad, que desde el punto de vista de las empresas, entre otros trabajos colectivos, resulta un indicador importante a la hora de proyectar crecimiento sostenible.

Más vale tarde que nunca, ha llegado la hora de que sea la misma cosa el lugar donde se trabaja y la posibilidad de ser feliz, el trabajo que es una forma de infierno pude resultar en productos infernales. Sobre todo en las labores de cada día hay que querer lo que se hace, encontrar allí las oportunidades para buscar la felicidad.

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