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Opinión

Educación y deuda: un tormento perfecto

Por: Diario Concepción 16 de Mayo 2017
Fotografía: imagen_Principal-4.jpg

Si pudiésemos enumerar dos elementos clave para la inmensa mayoría de las familias chilenas sin duda alguna la constituyen la casa propia y la educación de sus hijos. Sobre este último trata este análisis. Para nadie es indiferente el tema del CAE, que nuevamente está sobre la mesa a raíz de las marchas de miles de estudiantes en el país. La Carga Anual Equivalente (CAE) es el costo que abarca el crédito en sí más la tasa de interés y gastos asociados que se aplican a un crédito de consumo, hipotecario, tarjetas de crédito, casas comerciales y… a los créditos para optar a la educación superior, ya sea en centros de formación técnica, institutos profesionales y/o universidades.

El problema que tenemos como país es que la educación superior se transformó en un negocio, que se paga como un de crédito de consumo, con un CAE asociado, como quien usa una tarjeta de crédito para comprar joyas o viajar o adquiere un crédito hipotecario… ¿De qué estamos hablando? Parece bastante incoherente el escenario pero lamentablemente es así. 

Se está haciendo uso de "la necesidad" de la inmensa mayoría de las familias chilenas que sueña con ver a sus hijos con un título que les permita "llegar más lejos que sus padres" y ser independientes. La banca, el sistema y el Estado han hecho que estudiar en la educación superior en Chile sea un crédito de consumo, sobre el cual se aplican intereses gigantes, se genera un sobreendeudamiento insostenible y peor aún; se desvalorizan cada año más, los títulos de la educación superior pues tampoco hay un mercado laboral que logre acoger esta enorme cantidad de profesionales titulados cada año. El porcentaje que tiene trabajo en su área tiene un sueldo bajo dado el desequilibrio entre la oferta y demanda de profesionales, además debe pagar este crédito. Quienes no encuentran trabajo caen en la morosidad, pues se ven obligados a trabajar en áreas distintas para poder vivir o "sobrevivir" y no pueden pagar este crédito. Además muchas personas no pudieron terminar sus carreras, estando además endeudados y morosos. No pasa por un tema de voluntad, es un tema de inviabilidad en los pagos. 

La economía como ciencia social podrá realizar innumerables estudios llenos de tecnicismos al respecto, pero ante todo esta ciencia debe crear medidas para ayudar a los sectores necesitados y vulnerables, donde los mercados actúan en forma imperfecta. 

En este escenario, las personas pasan a segundo plano y solo son vistos como estadísticas y números en bases de datos con porcentajes de deuda, montos impagos, llenando estudios que de nada sirven pues no hay voluntad ni "rentabilidad" en quienes está el poder de cambiar este mecanismo o encontrar otro que piense en la gente, el verdadero motor de un país.

¿Condonar la deuda? ¿Crear otro mecanismo? ¿Educación gratuita? Miles de preguntas que necesitan debate y no paños fríos. La educación y el endeudamiento NO van de la mano. Esto jamás ocurriría en un país desarrollado y con otra cultura, con verdadero sentido de humanidad y valorización de su gente. Tema difícil, crítico, lleno de discusiones y aristas, pero ante todo urgente y humano.

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