Francesca Parodi
@franparodi

Hace algunos días se dio a conocer por el INE los datos de empleabilidad a nivel nacional. La cifra para nuestra región es, al menos en los números, un tanto más alentadora, aunque preocupa la evolución del empleo, tanto en nuestra región como en el país.

La tasa de desocupación en el Bío Bío alcanzó el 6,8%, dos puntos porcentuales por sobre el promedio nacional. Si bien la cifra disminuye en la variación interanual, esto se debe a que la cifra de comparación del año pasado es particularmente mala. 

Desde el gobierno le han bajado el perfil a la situación señalando que es una tendencia que lleva años, pero la gran incógnita es qué ha hecho el ejecutivo para paliar este fenómeno. Sin duda con el conjunto de reformas mal diseñadas es difícil mejorar el panorama, lo que afecta a miles de chilenos, ya que detrás de los fríos porcentajes hay familias que ven cada vez más complejo encontrar un trabajo.

Evidentemente siempre es mejor que la desocupación disminuya, pero la cifra puede ser engañosa y ocultar una realidad de inestabilidad en el mercado laboral. Cuando desagregamos los datos para la región podemos advertir que gran parte del alza está impulsada por los “empleos por cuenta propia”, los que la mayoría de las veces corresponden a trabajos precarios, sin contratos, sin pagos previsionales y poco estables. Esta realidad se acentúa mucho más a nivel nacional, lo que es preocupante, ya que da cuenta de que el país no está siendo capaz de generar empleos formales. 

Por otro lado, se puede apreciar un nuevo sesgo negativo hacia la mujer, debido a que la tasa de desocupación femenina aumenta en el Bío Bío, mientras que en el caso de los hombres disminuye. En este sentido, es necesario que avancemos cuanto antes en la flexibilización laboral y no con reformas centradas únicamente en destrabar pugnas sindicales.

De esta manera, al tener mayor flexibilidad, las mujeres –particularmente las con hijos- tendrían una oportunidad de integrarse al mercado del trabajo, algo que además ayudaría a revertir el alto desempleo juvenil, el que es hasta tres veces mayor que el desempleo general. Otra cifra interesante es la tasa de presión laboral, que engloba a los desocupados más los que tienen trabajo pero están buscando otro. En este caso la tasa aumenta al doble en la región (12,9%), lo que entrega otra evidencia de que el sistema no está siendo capaz de absorber la demanda de trabajo de los chilenos.

Nuestro mercado laboral corre el riesgo de mantenerse obsoleto si no hacemos los cambios necesarios. Por el momento, es urgente que el gobierno le dé más dinamismo a nuestra economía para generar “más y mejores empleos”, como prometía el eslogan de Michelle Bachelet, algo que en las cifras no hemos visto.