El trabajo es la clave de la cuestión social. Es una dimensión fundamental de la vida humana. Si queremos saber cómo está la sociedad miremos qué pasa en el mundo del trabajo. Es el modo como la mayoría de los chilenos lleva el pan a la casa. Además, es la forma como los seres humanos servimos a los demás con nuestras habilidades, talentos y destrezas. Es una forma privilegiada de servir a los demás y de reconocernos necesitados de los demás. El trabajo, debido a la dignidad que posee, porque lo realiza un ser humano es un gran valor que el trabajador, el empresario, el empleador y el Estado debe cuidar.
Chile crecerá en democracia en la medida que aumenten los empleos de calidad, otorgue la posibilidad de crecer como persona al trabajador y termine con el trabajo ilegal, las malas condiciones laborales, el trabajo infantil y los salarios no concordantes con la labor realizada. Son muchos los empresarios y gremios que se dan cuenta que la gran riqueza que tienen para producir bienes y servicios son sus trabajadores y hacen esfuerzos por tener buenas relaciones laborales, salarios justos y un trato digno. En Chile las mujeres jefas de hogar son dignas de elogio por su esfuerzo, capacidad y empuje.
En la Región he sido testigo de situaciones que no se condicen con la categoría de país miembro de la Ocde. He visto como a muchos subcontratistas no se les paga lo que se les debe entrando en el complejo entramado de la judicialización. Duele verlos quebrados después del trabajo de toda una vida. La señora Ada alimentó por meses a los trabajadores del Mall del centro. Hoy está arruinada y desesperada. Ni que hablar de la situación de los mineros de Curanilahue que entregaron sus pulmones al interior de la mina y sus dueños los abandonaron. La ley chilena es laxa con el empresario que no obra según justicia con sus trabajadores.
El trabajo hemos de cuidarlo. La capacitación constante, la promoción económica y de responsabilidad de quienes más se esfuerzan, la generación de políticas públicas que castiguen al que abuse del trabajo ajeno es tarea pendiente a la que todos nos debemos abocar.
La sociedad está experimentando cambios culturales y económico acelerados que van a influir en el empleo. Se requiere formar a los jóvenes en las virtudes humanas y ver su educación como una posibilidad de descubrir sus talentos y los dones recibidos para enriquecer a la sociedad. Si logramos que cada futuro trabajador no se pregunte tanto de qué va a vivir sino que para qué va a vivir, y se esmere en la excelencia de su decir y actuar, Chile tendrá otro rostro.
Un especial saludo a los profesionales y trabajadores de CAP Huachipato. Esperemos que la sabiduría, la prudencia, el reconocimiento de lo que significa esta empresa en la Región esté muy presente en quienes tienen responsabilidades de su futuro. Una mirada economicista de la situación no es la adecuada. Lo que está en juego es si empresas tan estratégicas para el desarrollo del país y la Región pueden quedar supeditadas para su subsistencia sólo a razones económicas, y si el Estado es un mero observador ante el desplome de la industria o un actor relevante para tomar las medidas que correspondan para conservarla y promoverla.