Jorge Porter Taschkewitz
Los países de la Ocde invierten en Investigación y Desarrollo (I + D) un 2,5% promedio anual de su PIB frente al 0,4% que invierte Chile. En dólares, los países de la Ocde invierten un promedio anual de Mill US$ 35.000 frente a los Mill US$ 1.000 que invierte Chile. Por su parte, China invierte en I + D una cifra cercana al PIB anual de Chile.
El personal total dedicado a I + D en la Unión Europea es de 12,1 trabajadores promedio por cada mil trabajadores, en Chile es de 2,96 trabajadores y Dinamarca país con mayor personal dedicado es de 21,29 trabajadores. China tiene 4,5 trabajadores dedicados a I + D. Esta elevada inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) más un trabajo de alta productividad, en otros países, ha ido creando tecnologías avanzadas y riquezas como nunca en la historia de la humanidad.
De todas partes del mundo nos llega información del rápido reemplazo de puestos de trabajo y de los cambios que se producen en los servicios y procesos productivos por los avances en la robótica, la digitalización, la tecnología y las comunicaciones. Destrucción de empleos a una velocidad cada vez mayor y también creando trabajos que hoy no existen.
Nosotros, con baja productividad en el trabajo y un esmirriado presupuesto en I + D, es difícil que alcancemos niveles de modernidad, riqueza y solidaridad. ¿Qué posibilidades tenemos de no ser avasallados por lo que esos países impongan? Prácticamente cero.
Pero, aun así, no queremos ser meros espectadores de un mundo que avanza, investiga, crea, crece y va cambiando a una alta velocidad. Tenemos que preparar a más personas con doctorados y postdoctorados, que traigan el conocimiento y las herramientas actuales que nos permitan participar en las discusiones e investigaciones de nivel mundial. También debemos impulsar a emprendedores que puedan aportar de inmediato al desarrollo del país con nuevas industrias y empleos.
El proyecto de Educación Superior muestra una muy limitada visión, focalizado en más universidades y centros de formación técnica estatales. Poco considera el mundo del conocimiento virtual, a distancia o semipresencial, de gran desarrollo en países avanzados.
Respecto a universidades estatales en el proyecto de reforma habría que revisar, a lo menos, tres aspectos: 1) que no puede ser un arreglo entre el Gobierno y esas universidades, debiéramos decidir entre todos ya que se financian con los impuestos de todos, 2) aclarar quienes controlan realmente las universidades estatales, unas tienen Junta Directiva y otras no. y 3) las universidades estatales no deberían tener sucursales en regiones distintas a su región de origen.
El sector E.S. debe ser mixto, estatal y privado, con una sana cooperación y competencia, y con una justa recompensa al sector privado por un trabajo bien hecho, con una normativa simple de control. Edgardo Boeninger, ex rector de la Universidad de Chile y gran político chileno, escribió en uno de sus últimos libros que se debería reconocer la ganancia justa en este sector de la Educación Superior, siendo la tendencia mundial aunque a algunos no les guste.