Se me ha solicitado opinar sobre la conveniencia o inconveniencia de dividir la actual Región del Bío Bío, para conformar la Región de Ñuble. Lo hago desde mi condición de doctor en Historia e investigador de la Historia Regional. Participo en actividades culturales en las cuatro provincias de la región y trabajo en la Universidad de Concepción, que tiene presencia en tres de aquellas. Mis opiniones, naturalmente, son de mi exclusiva responsabilidad.
La conclusión, que puedo anticipar, es que los cambios al régimen político chileno y la situación internacional justifican más que nunca una región unida, poniendo en movimiento todo su potencial.
La Región del Bío Bío no nació por un decreto ley del régimen militar. Sus raíces se hunden profundamente en la historia de Chile. Su pasado así lo acredita.
En 1550 nace la provincia, con la fundación de Concepción y su cabildo, que tenía jurisdicción del río Maule al sur. Su existencia se prolonga por tres siglos, más tiempo de lo que Chile ha sido una república. En ese tiempo desarrolla su vocación agropecuaria y su identidad fronteriza. Es el origen del Bío Bío. En esta época, en 1580, se funda Chillán, como una ciudad complementaria a Concepción, para proveer de alimento a la región y defender en conjunto una línea de frontera. Desde entonces, su relación ha sido permanente.
En 1848 se crea la provincia de Ñuble, para una mejor administración del territorio, pero también para controlar políticamente a Concepción, ad portas de la revolución de 1851. Por las mismas razones, en 1852 se crea la provincia de Arauco, con lo cual se le corta otro brazo a Concepción, en previsión de futuros levantamientos. Desde entonces, la provincia de Ñuble se modificó varias veces, sin que eso haya favorecido su desarrollo.
Frente al fracaso de provincias pequeñas se planteó la creación de grandes polos. Es la racionalidad con la que se organizan los länder alemanes o las comunidades autónomas españolas. Una lógica que se ha acentuado aún más con la Unión Europea.
De manera que la Región del Bío Bío, como heredera de la antigua Provincia del Sur, tiene raíces muy profundas y no puede, con el pretendido afán de desarrollar los territorios, dividirse sin escuchar a sus habitantes. En la actual provincia de Concepción hay un millón de personas que no ha sido consultada. No es justo ni conveniente que el Biobío se desmiembre sin una reflexión integral y participativa.