Jorge Condeza Neuber
]@jorgecondezan
En el libro Libertad de elegir, escrito por el premio Nobel de Economía Milton Friedman, se describe correctamente el destino que se le da a los recursos dependiendo de la propiedad de ellos.
Imagine una matriz de dos por dos. En un eje la propiedad del dinero y en el otro quien se beneficia con el gasto. El primer cuadrante es: “el dinero es mío y el gasto es para mí”, demostrándose que cuando uno gasta su propio dinero busca maximizar el beneficio del gasto.
El segundo muestra: “el dinero es mío y el beneficio lo tendrá otro”, como la compra un regalo para un cumpleaños; dependiendo de la cercanía del festejado, les aseguro que importara más el precio de la corbata que su color .
El tercero es:“ el dinero no es mío, pero el beneficio sí”, como un almuerzo pagado por la empresa donde degustan el vino más caro o los platillos que nunca comen en su casa. Se trata de maximizar el beneficio propio sin importar el gasto.
Y el ultimo cuadrante muestra “el dinero no es mío y el beneficio no será para mí”. Aquí es donde entra el gasto público y donde los genios se sacan las pestañas tratando que tenga el mayor retorno posible y que los recursos del estado tengan el uso más eficiente posible.
Los ejemplos para este último cuadrante sobran. Basta ver lo que está ocurriendo con el reajuste del sector público. Los parlamentarios ven que ese gasto, pudiendo estar en el último cuadrante, es posible llevarlo a uno distinto, a ese que indica “debo tratar de sacar algún provecho”.
No importa si las arcas fiscales tienen déficit, lo relevante es que se deje a alguien pagando el favor. Y si no es así, al menos sacar algún pedazo del pastel, sea en votos o alguna otra miguita.
De otra forma no se explica que en la primera votación del 3,2% todos votaron en contra, y en la segunda casi la mitad a favor.¿Qué ocurrió en el medio? ¿Su propio beneficio fue mayor que los votos?
Acto seguido, y como para destrabar el asunto, el presidente de la Cámara, sin atribuciones para disponer del presupuesto de la Nación, propone bonos de 1 millón y de 600 mil pesos. El dinero no es de él, pero hace este llamado público para lograr el beneficio de mejorar su imagen ya tan deteriorada.
Cuando el dinero no es de uno, debe existir más cuidado y el mejor uso posible. Pero este asunto ya esta archi-estudiado y costará encontrarle solución a menos que más gente decente decida participar de la política. No hay muchas más soluciones.