Editorial

El compostaje de Santa Juana

Por: Equipo Digital 17 de Noviembre 2022
Fotografía: Municipalidad de Santa Juana

Una idea maratónica que por lo menos puede impactar en la mitigación de los efectos adversos que desde ya se calculan para el corto plazo.

La alerta por la falta de rellenos sanitarios en la Región del Biobío sigue vigente. El tema difícilmente dará vuelta la página entendiendo la importancia natural detrás de todo esto y las consecuencias que se estiman.

En 32 meses Hidronor y Cemarc cumplirán con la cuota habilitada para recibir residuos (la primera, de hecho, hasta fines de marzo del año pasado), y la solución podría estar en el compostaje y reciclaje de los desechos.

En ese sentido, Santa Juana da el ejemplo con su planta integrada de manejo de residuos, inaugurada en 2019, que desde entonces ha logrado la recolección de 871 mil 600 kilos de material orgánico; 500 mil 760 kilos de desechos reciclables; y más de un millón 241 mil kilos de restos de poda.

Con la planta, instalada en el kilómetro 10 del sector de Tanahuillín, la comuna busca aportar al cuidado del medioambiente y para ello implementó un sistema de revalorización de residuos con participación comunitaria, convirtiendo en compost el 58% de los residuos orgánicos de la zona. “Logramos rebajar en 98 toneladas los residuos que mensualmente se van a rellenos sanitarios, que son del orden de las 320 a 350 toneladas”, afirmó Claudio Garrido, encargado del departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad.

Materiales como el papel que emiten los colegios son recolectados y despachados por la planta a diversas empresas de reciclaje para su uso. Desde 2019 a la fecha se ha recolectado 221 mil 530 kilos de vidrio; 32 mil 370, de plástico; 7 mil 356, de hojalata; 84 mil 783, de cartón; 22 mil 687, de papel; y 3 mil 336 de aluminio.

Además la planta, explicó Garrido, ha ido generando otros convenios para poder ampliar los residuos que gestionan, por ejemplo, con la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción. “Logramos reunir 92 kilos de mascarillas; otro con la empresa Covemar que recicla el aceite domiciliario, donde ya llevamos mil 80 litros; y otro con Frontel para la disposición de pilas, campaña que aún no termina y ya suma 420 kilos”.

A todas luces un ejemplo de voluntad comunal para encontrar una salida a un problema social. Una idea maratónica que por lo menos puede impactar en la mitigación de los efectos adversos que desde ya se calculan para el corto plazo. Es tiempo de tomar este caso y replicarlo en todo el territorio regional.

Etiquetas