Editorial

Una Región que se merece mucho más

Tras la emergencia sanitaria y las restricciones de movilidad, el país regresa a la “normalidad” prepandemia y con ello la posibilidad de renovar los compromisos para contribuir al desarrollo de la Región. El territorio necesita de un renovado empujón para abordar tareas pendientes y lanzar nuevos desafíos.

Por: Editorial Diario Concepción 23 de Junio 2022
Fotografía: EFE

La eterna postergación de proyectos y obras en Biobío fue definida en forma categórica hace un par de años por una autoridad regional: nos acostumbramos “a hacer cosas de a poquitito, cuando sería mejor hacerlo en grande de una vez por todas”. Fue un desahogo en contra del escaso poder local para financiar e impulsar grandes iniciativas, pero también una crítica a la menguada unidad de propósitos que, además, suelen ser reemplazados cada nuevo gobierno.

El listado de obras y proyectos anunciados y que no salieron del papel es extenso. Estudios de factibilidad lanzados al cajón del olvido, soluciones provisorias que se convirtieron en definitivas, promesas incumplidas, obras inacabadas y un largo etcétera componen la realidad. En consecuencia, obras en mercados públicos de la Región, rutas viales, puentes, infraestructura y logística siguen pendientes. Uno de los proyectos más emblemáticos – y tantas veces anunciado durante décadas – es el soterramiento de 800 metros de la vía férrea en Concepción. La última noticia al respecto afirmaba que al inicio de 2019 estarían terminados los estudio de factibilidad técnica y económica, para finalmente impulsar la iniciativa que busca hacer el reencuentro de la capital penquista con el borde del río. La propuesta de soterramiento recibió recursos públicos y despliegue mediático, para entonces caer en la amnesia colectiva. La propuesta de una plataforma logística, la transformación del Carriel Sur en terminal internacional y el metro penquista ya son parte de propuestas relegadas al pasado. Sobran explicaciones: recursos limitados, centralismo, bajo compromiso de representantes políticos, falta de liderazgo, cambios de autoridades de gobierno, inexistencia de una carta de navegación, modificaciones en la estrategia de desarrollo.

Ahora, cuando la Región se apresura para definir el presupuesto para el próximo año, es clave la determinación y la claridad respecto a grandes iniciativas que deberían ser impulsadas. Tras la emergencia sanitaria y las restricciones de movilidad, el país regresa a la “normalidad” prepandemia y con ello la posibilidad de renovar los compromisos para contribuir al desarrollo de la Región. El territorio necesita de un renovado empujón para abordar tareas pendientes y lanzar nuevos desafíos. Iniciativas y propuestas que salgan del plano de las buenas intenciones y vean la luz. Es lo mínimo que aspira una Región que se merece mucho más.

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