Editorial

Señaléticas, semáforos y conductas detrás del volante

Las leyes, las señaléticas y campañas de educación no eximen a nadie de un factor decisivo: el respeto entre conductores y la sana convivencia en los espacios viales.

Por: Editorial Diario Concepción 21 de Junio 2022
Fotografía: Raphael Sierra P.

Luego del estallido social de 2019, el Gran Concepción se enfrentó una realidad no conocida: al menos 56 cruces semaforizados fueron afectados y quedaron en su mayoría totalmente destruidos. En las esquinas se hizo común la presencia de bomberos, funcionarios municipales e incluso personas comunes y corrientes apoyando labores de dirección de tránsito. La estadística indicó un aumento de los accidentes de tránsito en estos puntos, y fue necesario casi un año de trabajo y $600 millones para instalación y reparaciones de estos equipos.

Por razones diversas, todavía hay cruces con semáforos apagados, con desperfecto o sencillamente inexistentes en el Gran Concepción. Dado el aumento del parque vehicular, se ha convertido en un tema complejo. Los riesgos de atropellos y choques de vehículos son reales y se han hecho notar en determinadas esquinas del centro penquista. Con frecuencia, la competencia por los espacios viales genera problemas entre conductores y riesgos para las y los usuarios de calles y carreteras. La señalética de tránsito y señalización vial son decisivas para advertir de peligros o informar acerca de rutas y direcciones. Son esenciales en lugares donde existen regulaciones especiales, permanentes o temporales, y en zonas en que los peligros no son de por sí evidentes y que pueden pasar desapercibidos por quienes transitan en las vías públicas. Además, con los cambios viales realizados en las comunas (eje Collao-Novoa, Maipú y Freire, por ejemplo), contar con señalización y señalética es fundamental en términos de seguridad y fluidez del tránsito. Instalación, mantención y reparación de estos elementos viales es un trabajo constante y permanente a cargo de la autoridad.

Todo lo anterior debe ocurrir en alianza con la buena educación y la adecuada convivencia vial. Los episodios de violencia entre conductores son parte de la rutina, como también las colisiones que son resultado de impaciencia, ansiedad o descontrol, sobre todo en condiciones de alta densidad de vehículos. Las leyes, las señaléticas y campañas de educación no eximen a nadie de un factor decisivo: el respeto entre conductores y la sana convivencia en los espacios viales. Más que nunca se hace necesaria la empatía, además del cumplimiento de las normas por parte de choferes de vehículos automotores, ciclistas y peatones.

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