Mientras exista la percepción de que los delincuentes resultan impunes, es difícil esperar que desaparezca la sensación de inseguridad. El impulso de leyes es importante, como también una estrategia que reúna la respuesta del Estado ante los temas de seguridad de la ciudadanía.
El tema seguridad ha tomado un alto protagonismo en las últimas semanas en Chile. Diversos hechos han contribuido para esa situación, desde delitos asociados a la delincuencia hasta episodios aislados y de particulares que culminaron en violencia. Hasta la agenda del Gobierno se vio afectada y la seguridad pública se fue instalando en el debate diario, motivando a que La Moneda centrara sus esfuerzos en materias de seguridad. De hecho, el Ejecutivo plantea la creación del Ministerio de Seguridad Pública, además de una redistribución de las policías en el país, reforzamiento de Carabineros y PDI, y la compra de equipos y vehículos.
Cabe recordar que distintos gobiernos han creado expectativas a través de eslóganes como “delincuentes, se les acabó la fiesta”, el “fin de la puerta giratoria” y el “Plan de Seguridad Batalla Frontal contra la Delincuencia y el Narcotráfico”. Sin embargo, la percepción de inseguridad ciudadana sigue escalando posiciones entre los temas de mayor preocupación de la ciudadanía: las personas perciben que la delincuencia del país ha aumentado progresivamente.
Es importante destacar que se puede observar dos variables en se tratando de seguridad en la población, es decir, los delitos y la percepción de estos delitos por la ciudadanía. Los estudios revelan que existe una alta percepción de aumento de la delincuencia, como del temor a ser víctima de un delito. En otras palabras, la percepción de la delincuencia sigue alta, su control ha sido la primera prioridad de la ciudadanía desde mediados de los noventa y no existe en la agenda de las autoridades iniciativas que sirvan para cambiar este escenario de la noche a la mañana. Es un trabajo a largo plazo, pero la sensación de urgencia y vulnerabilidad de la población podría explicar las malas evaluaciones que las personas hacen de las instituciones encargadas de combatir la delincuencia. Mientras exista la percepción que los delincuentes resultan impunes, es difícil esperar que desaparezca este factor de inseguridad.
El impulso de leyes es importante, como también una estrategia que reúna la respuesta del Estado ante los temas de seguridad de la ciudadanía.