Con el regreso a la presencialidad, vemos que los problemas de salud mental se asocian a mayor vulnerabilidad, principalmente en los jóvenes, quienes no suelen acercarse a la atención en salud mental con regularidad.
Según los resultados de diferentes estudios realizados prepandemia y en medio de la crisis sanitaria, se observa en Chile un evidente aumento de los problemas de salud mental, como también el incremento de las cifras de consumo de sustancias ilícitas y por el uso de tranquilizantes sin receta médica. Hubo una notoria tendencia al alza entre 2018 y 2020 de los trastornos de salud mental en Chile, con un agravante importante: la respuesta del sistema público no es suficiente y afecta principalmente a las personas más vulnerables. Personas que requieran una cama psiquiátrica en un centro de salud, por ejemplo, tendrán dificultades en lograr un cupo.
Esta materia fue analizada recientemente en una comisión especial del Senado que contó con la participación de distintas autoridades de Gobierno, entre ellas la ministra de Salud, María Begoña Yarza; ministra del Interior y Seguridad Pública, Izkia Siches; y la ministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega.
Nadie discute en Chile que existen carencias en las políticas públicas para la salud mental. También hay consenso sobre problemas de coordinación entre carteras que deberían trabajar en forma coordinada y con información compartida sobre esa realidad nacional.
El tema es especialmente preocupante, además, cuando se toma en cuenta la realidad de trastornos mentales y el uso de drogas por niñas, niños y adolescentes. Debido al aislamiento por la crisis sanitaria, se registraron situaciones favorables al incremento de los problemas de salud mental. De acuerdo con el “Termómetro de la Salud Mental: tercera ronda”, dado a conocer en 2021, un 73% de los entrevistados reconoce que su vida ha cambiado demasiado después de la pandemia y un 50% cree tener un estado de ánimo peor. “Se detecta salud mental deteriorada en personas hacinadas, sin acceso al aire libre (patio, balcón), desempleadas o que buscan trabajo, a honorarios, teletrabajadores, deudores morosos y mujeres, principalmente”, dice el informe.
Con el regreso a la presencialidad, vemos que los problemas de salud mental se asocian a mayor vulnerabilidad, principalmente en los jóvenes, quienes no suelen acercarse a la atención en salud mental con regularidad. Se espera que el Congreso siga abordando el asunto para encontrar soluciones a una materia de salud pública.