El trabajo comunitario, las actividades relacionadas a la protección del medio ambiente, las actividades para niñas, niños y adolescentes, son parte de la construcción de la indentidad social. Puede ser vista también como un compromiso moral que en el fondo revela el estado de desarrollo de una sociedad.
Es probable que el largo tiempo que lleva el país bajo los efectos de la pandemia haya trastocado, entre muchos otros efectos, la disposición de la ciudadanía al voluntariado y a desarrollar acciones solidarias. Se atribuye una suerte de “cansancio pandémico” tras dos años en permanente crisis sanitaria.
De hecho, la decimotercera versión de la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad revela una caída de 10 puntos en las actividades de voluntariado que realizaron chilenas y chilenos durante el 2021, bajando de un 32% en el 2020 a un 22% el segundo año en pandemia. La medición desarrollada por Fundación Trascender y Criteria muestra que en 2020, en medio de confinamientos y una crisis que contrajo la economía hasta en 15% en sus meses más duros, la solidaridad no decayó, manteniéndose en los niveles de 2019, con el 32% de personas que hicieron voluntariado. El estudio también registra que el 60% de los encuestados hizo alguna donación en dinero en 2020, comparado con el 58% registrado en 2019. En línea con los resultados de 2021, la donación de dinero en colectas o campañas bajó a 54%.
El “cansancio pandémico” es una posible explicación para el descenso del voluntariado y de acciones en beneficio de los demás. Ante una catástrofe o emergencia, como un terremoto o incendio, existe una inclinación natural a demostrar disposición a ayudar a los que necesitan. Con el tiempo, esa disposición va mermando.
Pero una parte de la ciudadanía sigue manteniendo su vocación de ayudar a quienes necesitan. Por ejemplo, las personas mayores, segmento etario que hace voluntariado de manera frecuente (una vez al mes), con un 33%, según los datos recogidos por la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad. La presencia de jóvenes es más fuerte en acciones puntuales en el año (entre 1 a 5 veces), con un 56%.
Es importante reforzar la necesidad de la colaboración y solidaridad, que puede expresarse en voluntariado. El trabajo comunitario, las actividades relacionadas a la protección del medio ambiente, las actividades para niñas, niños y adolescentes, son parte de la construcción de la indentidad social. Puede ser vista también como un compromiso moral que en el fondo revela el estado de desarrollo de una sociedad.