Editorial

Desastres y políticas para enfrentar las catástrofes

Es posible estar o no de acuerdo con las conservadoras teorías de Ferguson respecto al manejo de la pandemia y su impacto en el mundo. Al fin y al cabo, como otros intelectuales, propone una conversación sobre el desastre provocado por un patógeno, las reacciones en todo el mundo y las lecciones que debemos aprender para el futuro.

Por: Editorial Diario Concepción 11 de Noviembre 2021
Fotografía: SSC

Considerando los inmensos avances científico-tecnológicos de las últimas décadas, y comparándonos con generaciones anteriores, ¿estamos mejor preparados para hacer frente a desastres como la irrupción del coronavirus u otras pandemias, catástrofes naturales y económicas? Esa es una de las interrogantes que propone el británico Niall Ferguson en su libro “Desastres, historia y política de las catástrofes”.

Considerado como uno de los más importantes historiadores de la actualidad, Ferguson utiliza el ejemplo de la actual pandemia para sostener una suerte de teoría general de las catástrofes en la cual afirma que los gobiernos deben aprender a ser menos burocráticos y más resilientes al enfrentar eventos inesperados y catastróficos. Desde el año pasado, la respuesta de la mayoría de los países ante un nuevo patógeno se ha dado con alto grado de improvisación, garantiza.

Ejemplo: pese a que la Covid-19 no se inscribe entre las 20 pandemias más graves de la historia, los efectos económicos están entre los 5 más importantes y ello se debe a las medidas sanitarias implementadas para reducir los contagios. La Peste Negra que golpeó la Europa medieval, la Plaga de Justiniano en el Imperio Romano en el año 540, dice el historiador, revela que la actual pandemia “es un desastre menor”.

El problema es que los actuales 4,8 millones de fallecidos por el coronavirus, según el Johns Hopkins Coronavirus Resource Center, no contabilizan la real dimensión del desastre. Medios internacionales han insistido en que el número de muertes asociadas a la Covid-19 está subestimado, debido a grandes deficiencias para obtener datos precisos en regiones de África y Oriente Medio, entre otros territorios. En resumidas cuentas, el historiador británico es optimista acerca de las respuestas que la ciencia es capaz de entregar en situaciones de catástrofes. Pero ese optimismo decae al analizar la reacción de los gobiernos.

Es posible estar o no de acuerdo con las conservadoras teorías de Ferguson respecto al manejo de la pandemia y su impacto en el mundo. Al fin y al cabo, como otros intelectuales, propone una conversación sobre el desastre provocado por un patógeno, las reacciones en todo el mundo y las lecciones que debemos aprender para el futuro.

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