Editorial

Avances para terminar con las zonas de sacrificio

Por fortuna las empresas de generación termoeléctrica se han puesto como meta el cierre de las centrales antes de 2040, año que el Gobierno puso como fecha límite.

Por: Editorial Diario Concepción 14 de Octubre 2021
Fotografía: Más allá del Carbón

Una de las frases más repetidas en los meses meses previos a la actual Convención Constitucional fue “fin a las zonas de sacrificio”. El país hizo hincapié en la necesidad de terminar con estos espacios de contaminación del medioambiente, a la vez que se reforzó continuamente la necesidad de que esa materia sea considerada en la redacción de la nueva Carta Magna.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, una “zona de sacrificio” se define como un sector geográfico de alta concentración industrial. En general son lugares con poblaciones de ingresos restringidos y en que se prioriza la instalación de polos industriales por sobre otros intereses. Ello con la justificación de mayor oferta laboral y mejor calidad de vida para los habitantes del sector.

Chile concentra varios lugares con ese calificativo, de Arica a Punta Arenas. En Biobío se encuentra Coronel, una comuna que concentra varios proyectos que contaminan el entorno, entre los cuales están las termoeléctricas a carbón. De hecho, en 2019 se conoció un estudio en que 10 niños y niñas de Coronel, entre 1 y 4 años, contenían niveles de metales o metaloides sobre el valor de referencia establecido en las guías clínicas para exposición crónica elaboradas por el Minsal.

Por fortuna, las empresas de generación eléctrica se han puesto como meta el cierre de las centrales antes de 2040, año que el Gobierno puso como fecha límite. Para el Ejecutivo, adelantar la descarbonización del país se traduciría en la pérdida de 14 mil puestos de trabajo y en la necesidad de inversión que alcanzaría 30 mil millones de dólares para proyectos de generación y transmisión eléctrica. Sin contar, afirmó entonces el Gobierno, en un alto riesgo de racionamiento de energía eléctrica, una posible alza de cuentas de la luz, riesgo de demandas contra el Estado, entre otras consecuencias.

Ocurre que el precio de las tarifas se basa en los costos marginales de energía del sistema eléctrico, que es licitado. El próximo año entrará al sistema la energía licitada por el entonces ministro Máximo Pacheco, energía que se licitó a precios más convenientes. Por ende, con la demanda prevista, es poco probable que se registren alzas de precios.

Al cierre del próximo año, según Enel, dejaría de operar Bocamina II, ubicada en Coronel. La Unidad 1 de Bocamina dejó de operar el año pasado. Son grandes avances para terminar con las zonas de sacrificio en la Región del Biobío. Se espera que otras iniciativas sigan en esa misma línea.

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