El país ha conocido a demasiados ejemplos de concentración de mercados, colusiones y “ajustes” coordinados de precios. La Fiscalía Nacional Económica tiene la palabra, y seguramente más trabajo en los próximos meses.
Lo que durante muchos meses fue una sospecha, finalmente se ha convertido en una realidad: el mercado del gas licuado y natural está muy concentrado en Chile, y ese escenario entrega incentivos para coordinación de precios y repartija de territorios entre tres empresas. La semana pasada, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) difundió un Informe Preliminar en que entrega sus conclusiones sobre la realidad nacional, con base en estudios de precios que van del 2010 al 2020, enfocándose en los segmentos de gas licuado de petróleo (GLP) y gas natural (GN).
La FNE no emite juicios sobre la posibilidad de colusión de precios, pero sí entrega recomendaciones decisivas: sugiere “prohibir que Gasco, Abastible y Lipigas participen en la distribución” de gas licuado en el mercado directo a los consumidores y propone cambios regulatorios “para que baje el precio de ambos combustibles” ( gas licuado y natural).
El gas licuado es uno de los productos con mayo alza de precio en los últimos 12 meses. En octubre de 2020, el cilindro de 45 kilos tenía un valor de $58.887 en Biobío. Un año después, el precio se disparó a $79.933.
Las empresas del sector justificaron los incrementos señalando que Chile importa el GLP, de manera que el precio interno “depende directamente del precio internacional, el cual ha aumentado más de 100% solo en los últimos 12 meses”.
El argumento no tiene validez para la FNE, puesto que las empresas del sector han “aumentado sus márgenes mientras sus costos han caído, lo que significa que no han traspasado íntegramente a los consumidores finales las bajas que han tenido en sus costos”.
Es beneficioso que la FNE se pronuncie sobre ese sector de la economía. El país ha conocido demasiados ejemplos de concentración de mercados, colusiones y ajustes coordinados de precios. Tres cadenas controlan alrededor de 90% de las ventas de fármacos y fue necesario 13 años para llegarse a un acuerdo de compensación por las colusiones. Qué decir de ejemplos, como los casos Penta, La Polar, la colusión de buses, de los pollos, de laboratorios para afectar licitaciones de Cenabast, y de los fabricantes de servilletas y pañales. La Fiscalía Nacional Económica tiene la palabra y, seguramente, más trabajo. A comenzar por los incrementos nada ortodoxos en los precios de los materiales de construcción.