Editorial

Una realidad poco conocida, pero que existe en Chile

Esa realidad no es ajena a Chile, que por fortuna ha actualizado la legislación para castigar tanto los traslados dentro del país (tráfico) como también la trata de personas con fines de explotación.

Por: Editorial Diario Concepción 27 de Julio 2021
Fotografía: Cedida

El 30 de julio fue designado como el Día Mundial contra la Trata de Personas, un flagelo que persiste. Todavía hay personas que engañan a niñas, niños, mujeres y hombres de todos los rincones del mundo y los obligan a vivir situaciones de explotación. Una de las formas más conocidas de trata de personas es aquella con fines de explotación sexual, pero existen otras modalidades, como el trabajo forzado, la servidumbre doméstica no remunerada y la mendicidad obligada. Es decir, el delito de Trata de Personas tiene por objetivo beneficiar a terceros sometiendo a las víctimas a condiciones que degradan su dignidad. En simples, a través de la “cosificación” de la persona, de su deshumanización.

La Trata se diferencia de otro delito asociado: el tráfico de personas, que se refiere al cruce entre países, a través de medios ilegales, y termina con la llegada de los migrantes a su destino. Mientras que la Trata implica la explotación de las víctimas para generar ganancias a los traficantes y los receptores.

El viernes se recordará, en todo el mundo, el grave problema que afecta a millones de personas, además de promover la campaña “Corazón Azul”, una iniciativa de la Organización de Naciones Unidas contra la Trata de Personas. A través de ella se busca incentivar la participación de los gobiernos e instituciones para sensibilizar a la población. Según estimaciones de la ONU, 21 millones de personas están atrapadas en las redes que comercializan personas como objetos. Y de acuerdo con los reportes de la ONU, todos los países están afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.

Esa realidad no es ajena a Chile, que por fortuna ha actualizado la legislación para castigar tanto los traslados dentro del país (tráfico) como también la trata de personas con fines de explotación. La información especializada indica que han aumentado en forma considerable estos delitos en Chile, por razones diversas y con personas de distintas partes del planeta, principalmente en zonas con situación económica deprimida. Pese a todos los esfuerzos, el problema sigue, por lo que es necesario el aporte de toda la comunidad, las organizaciones y el Estado. En Biobío, uno de los retos es reactivar la Mesa Intersectorial que aborda esa materia.

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