Editorial

De candidaturas y renuncias

Si bien se trata de legitimas aspiraciones, las reglas del juego están escritas con anterioridad, y respetar la voluntad ciudadana, debería estar primero.

Por: Diario Concepción 26 de Julio 2021
Fotografía: Prensa Yasna Provoste

No fue sorpresa. Tal como se esperaba, el pasado viernes la actual presidenta del Senado, Yasna Provoste (DC), anunció su candidatura a La Moneda y lo hizo desde su natal Vallenar, en un intento por establecer un compromiso real con las regiones, según manifestó. Lo hizo cinco días después de la primaria donde se impusieron Gabriel Boric, en el pacto Apruebo Dignidad, y Sebastián Sichel, en Chile Vamos. La decisión de la militante DC, por cierto, ha puesto en una encrucijada a la Unidad Constituyente que cuenta con tres cartas y solo un par de semanas para inscribir su opción ante el Servel. Anoche, se resolvió una primaria presencial el sábado 21 de agosto.

Sin embargo, y pese a lo anterior, está también la otra definición que debe analizar Provoste: renunciar a la presidencia del Senado. En efecto, algunas voces disidentes a su candidatura, ya han hecho escuchar dicha petición y la propia congresista ha puesto plazos respecto al tema, mañana martes.

Pero esta insistencia, que surge de quienes son su opositores, da pie a una reflexión que no se ha discutido lo necesario y que apunta al compromiso que las autoridades asumen al momento de ser apoyadas por la ciudadanía. Claro, porque no se apunta solo a renunciar a un rol dentro de la corporación, también se han sentido opiniones que solicitan renunciar derechamente al cargo. Alguna vez, el tema también se planteó, cuando Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Alejandro Guillier fueron candidatos siendo senadores (aunque la ley lo impide).

Independiente de cualquier postura, el tema se trata con cierta liviandad, y han sido los mismos parlamentarios, y en muchos casos el Ejecutivo, los que han distorsionado el compromiso público que se supone debe existir con quienes los han respaldado en las urnas, por ejemplo, aceptando cargos ministeriales (se han visto casos en este gobierno y en los de ex presidenta, Michelle Bachelet) o puestos diplomáticos, como ocurrió a mediados de junio con el exdiputado, Issa Kort. En estos casos, lo peor es que sus reemplazantes son elegidos por los propios partidos, es decir, a dedo.

Otro tema, más local y/o regional, son las renuncias de concejales y consejeros regionales para postular a otros cargos. Si bien se trata de legitimas aspiraciones, las reglas del juego están escritas con anterioridad, y respetar la voluntad ciudadana, debería estar primero.

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