Editorial

Impuesto a los superricos y el pragmatismo del FMI

Las críticas en Chile a un tributo a las grandes fortunas van en sentido inverso al de los países más desarrollados y de lo que plantean organismos como el ortodoxo - económicamente hablando - Fondo Monetario Internacional.

Por: Editorial Diario Concepción 24 de Abril 2021
Fotografía: Cedida

Una serie de argumentos en contra del “impuesto a los súper ricos” ha salido a la palestra en paralelo al avance del proyecto que tramita en la Cámara. Se ha dicho que el tributo a las grandes fortunas provocará una fuga de capitales desde Chile hacia otros países. También se afirma que el impuesto actuará como un freno a la inversión y que no se recaudará el monto de recursos anunciado en la iniciativa legislativa.

Es muy poco probable que se genere una evasión de capitales debido a un impuesto único de 2,5% sobre los patrimonios superiores a 22 millones de dólares. Estos capitales han permanecido en Chile justamente por la rentabilidad que obtienen. Como evidencia, conviene revisar el alza de las grandes fortunas durante la pandemia, y también en años anteriores a la crisis sanitaria.

Ese mismo razonamiento puede ser aplicado para la tesis del desestímulo a invertir en Chile. Los capitales suelen preferir escenarios de menor riesgo y menor plazo de recuperación, o payback. En un mundo en crisis, con volatilidad de mercados y bajas tasas de interés en las economías estables, Chile sigue siendo competitivo.

Pero lo más significativo de las críticas a un tributo a las grandes fortunas es que están en el sentido inverso de los países más desarrollados y de lo que plantean organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Fondo ha solicitado un impuesto temporal a las rentas más altas y la riqueza para así financiar las necesidades provocadas por crisis sanitaria. El FMI es un tradicional defensor de la ortodoxia económica y aun así recomienda un impuesto temporal a la riqueza y, además, el aumento del gasto fiscal. Todo para mitigar una crisis de tal magnitud que ya es comparada a la Gran Depresión de los años 30.

En la misma línea, la ONU propuso un impuesto a los superricos a través de su secretario general, Antonio Guterres. Lo mismo ha ocurrido con autoridades de distintos países, de todos los continentes. En Chile, la tercera nación con más multimillonarios de Latinoamérica, resulta paradójico que un trabajador pueda vaciar su Seguro Cesantía y retirar recursos de sus ahorros previsionales y, a la vez, que un superrico no pueda destinar 2,5% de su riqueza para apoyar el esfuerzo fiscal. Los datos indican que las grandes fortunas chilenas aumentaron en un 73% en 2020, según el listado de la revista Forbes. Un impuesto, por una sola vez de 2,5%, ¿hará con que estos superricos decidan irse del país?

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