El desarrollo de vacunas contra la Covid-19 fue considerado como el avance científico de 2020. Es probable que el gran reto para 2021 sea la distribución equitativa para cerca de 2.000 millones de personas.
Tras realizar diversos estudios, la Agencia de Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) aseguraron esta semana que el coronavirus no se transmite a través de alimentos. Se llegó a la conclusión “de que es muy poco probable que los alimentos que se consumen y los envases de los mismos propaguen el coronavirus”, dijo el secretario interino del Usda, Kevin Shea, acompañado de la comisionada interina de la FDA, Janet Woodcock. La FDA no hace un llamado al descuido, de hecho recomienda seguir con el lavado de alimentos y frutas y envases, pero sí determina una posibilidad “extremadamente baja” de infección a través de la ingesta de alimentos o por tocar la superficie de los envases. Según estos dos organismos estadounidenses, no existe evidencia epidemiológica suficiente para confirmar que los alimentos han sido foco de transmisión del coronavirus.
El resultado entregado por la FDA es un ejemplo más de los inmensos esfuerzos desplegados desde que en diciembre de 2019 se informó de los primeros brotes en Wuhan, China. El mundo inició entonces una carrera para restringir los contagios, acelerar los estudios para saber más sobre lo que estaba ocurriendo y para, finalmente, encontrar una forma de controlar la pandemia. Al inicio de 2020, el mundo no llegaba a comprender la dimensión de lo que estaba pasando, pero la ciencia ya estaba en busca de un antídoto para dar fin a la Covid-19. Varias empresas farmacéuticas lanzaron proyectos de vacunas tendientes a prevenir el nuevo patógeno y el desarrollo de estas vacunas para Covid-19 fue considerado como el avance científico de 2020 por la revista “Science”.
Otro reto logrado es la inmensa cadena logística para distribución de las dosis. Y en eso hay todavía un gran desafío: hacer llegar las vacunas a todas las poblaciones del mundo. Muchos países pobres, incluyendo varios que son parte de América Latina, sólo tendrán acceso al antídoto en caso de que sea entregado en forma gratuita, puesto que no disponen de recursos para comprarlo. Para 2021, probablemente el gran avance sea la creación de capacidades para que alrededor de 2.000 millones de dosis sean distribuidas equitativamente hasta el final del año. Otro reto sin precedentes en la historia de la Humanidad.