Hay formas de violencia tan arraigadas que ni siquiera están sancionadas y, por lo mismo, en general no se denuncian. es necesario cambiar el comportamiento social respecto de esta materia.
En lo que va del año: 44 femicidios, 3 suicidios femicidas, 1 castigo femicida, 2 crímenes contra transexuales, según los registros de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. En la última década, son cerca de 50 casos de femicidios promedio por año. Casi 600 mujeres fueron asesinadas por hombres con los cuales establecieron relaciones matrimoniales o ex matrimoniales o de convivencia en 10 años en Chile, según los datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
Los asesinatos, sin embargo, son una de las formas de violencia contra la mujer. Hay muchas otras. La violencia psicológica mediante amenazas, humillaciones y presión emocional, buscando que la mujer se sienta insegura, sin control sobre sus decisiones. A su vez, la violencia económica se refiere al control sobre una mujer a través de la entrega del dinero para su mantención personal y/o de hijas, hijos o familiares. Lo mismo cuando se apropian del dinero que la mujer ha obtenido en razón de su propio trabajo.
Hay formas de violencia tan arraigadas que ni siquiera están sancionadas y, por lo mismo, en general no se denuncian. El acoso verbal callejero es una de las más conocidas. Como también el manoseo y otros tipos de abusos en los sistemas de transporte, las estaciones de tren y las paradas de autobús.
Según las estadísticas oficiales, al menos una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual. Pero la encuesta “Percepciones de las mujeres sobre su situación y condiciones de vida en Chile 2017”, que entrevistó a 1.206 mujeres, arrojó resultados estremecedores: el 90% de las mujeres percibe acoso sexual. Según los casos policiales registrados por la Subsecretaría de Prevención del Delito, en 2019 hubo más violaciones que en los nueve años anteriores: 11 ataques de este tipo por día.
La violencia puede ocurrir al interior de la pareja, en el trabajo, en los lugares de estudio, en los espacios públicos, en la casa de familiares o amigos. Este 25 de noviembre es un recordatorio de que es necesario cambiar el comportamiento social respecto de esta materia. Para ello, es clave promover el fin de la violencia, aumentar la sensibilización sobre sus causas y consecuencias, visibilizar la necesidad de cambiar normas, de educar en el respeto mutuo. De poner fin a toda y cualquier forma de violencia de género.