El país cuenta con una gran oportunidad para iniciar un proceso de reconstrucción social, el que alcanzará mayor o menor profundidad en la medida en que cada una y cada uno de nosotros nos comprometamos con una participación activa.
Hoy Chile vive un momento histórico. El plebiscito constitucional convoca a las chilenas y chilenos tras un año de producido el estallido social y poco menos del acuerdo generado entre las fuerzas políticas que encontraron en esta consulta ciudadana una salida a la grave crisis vivida después de tres décadas de una deficiente transición democrática.
Aunque desde una percepción generalizada, se cree que podría darse una alta votación, ciertamente es imposible conocer a priori el número de compatriotas que concurrirán a ejercer su derecho insustituible a votar con el fin de manifestar aquello que proyectan del país, las expectativas sobre un futuro ciudadano y la profundización de una democracia real, participativa, justa y solidaria.
Pero más allá de esta incógnita y del resultado final que se conozca durante esta tarde, lo cierto es que termina un periodo para Chile. Desde mañana, cualquiera sea la decisión adoptada en el plebiscito, asistiremos a un nuevo proceso que no podrá seguir eludiendo las razones principales por las cuales se llegó a este punto: un país con profundas desigualdades en diferentes ámbitos políticos, económicos y sociales.
La distribución de la riqueza, la protección del medio ambiente, la descentralización del país, una justicia que aplique a todos por igual, el cuidado y recuperación de los recursos naturales, la educación pública de calidad para cada hijo e hija de Chile, jubilaciones dignas para sus pensionados y unas fuerzas del orden que contribuyan a la paz del país, entre muchos otros naturales derechos, constituyen demandas que no pueden continuar siendo postergadas.
Por ahora, el país cuenta con una gran oportunidad para iniciar un proceso de reconstrucción social, el que alcanzará mayor o menor profundidad en la medida en que cada una y cada uno de nosotros nos comprometamos con una participación activa a partir de hoy, y en los siguientes procesos ciudadanos a los que seamos convocados.
Sin duda, el plebiscito constitucional que se desarrolla esta jornada marcará la vida de chilenas y chilenos, quienes ciframos grandes esperanzas en transitar hacia el país que imaginamos cuando optamos por recuperar la democracia en el plebiscito de 1988.