No solo en este 16 de octubre, sino que todos los días, la valorización de los docentes debe ser una prioridad en la agenda pública.
Hoy se conmemora a las personas que ejercen la docencia como una actividad regular. En este 2020, en medio de condiciones especiales derivadas de la pandemia, la labor formativa se ha ganado el derecho a un alto posicionamiento social. Un reconocimiento que ha sido forjado en el día a día por quienes se han desempeñado en distintas labores, y que muchas veces exceden el rol de la docencia.
De hecho, profesoras y profesores han tenido que reinventarse en criterios educativos, de cuidado y de salud, de bienestar físico, mental, emocional y social de sí mismos, y de sus estudiantes. Y de un día para otro, hasta los más rezagados en el uso de tecnologías se vieron obligados a actualizarse para así entregar educación a distancia de calidad. Cabe recordar que, a menos de un mes del inicio del año escolar, se tomó la decisión de cerrar todos los colegios y liceos del país como una medida de seguridad sanitaria. Desde entonces, más de 3.6 millones de estudiantes de Chile han tenido clases a través de internet. Lo mismo sucedió con las universidades que debieron llevar todos sus cursos a la educación a distancia. Todo en un tiempo récord, que ha presionado a maestros y maestras a superar múltiples desafíos todos los días.
El distanciamiento entre docentes y estudiantes ha implicado enfrentar diversos retos. Para alumnas y alumnos, hay dificultades socioemocionales, aumento de brechas educativas, deserción escolar, mayor dificultad para el aprendizaje, entre otras. Para profesoras y profesores, la tarea diaria de compatibilizar horarios, tareas administrativas y pedagógicas, aprendizaje exprés en uso de telemática. Actúan en la contención de estudiantes ansiosos, con miedos e incertidumbre, carentes de socialización y a veces deprimidos. En muchos casos, docentes con sobrecarga y precarias condiciones laborales. Aún así, muestran altos niveles de compromiso. Están conscientes de que la educación es irreemplazable e incide de manera decisiva en la disminución de las brechas sociales.
Es por ello que no solo en este 16 de octubre, sino que todos los días, la valorización de los docentes debe ser una prioridad en la agenda pública. El país necesita reconocer la importancia de profesoras y profesores para formar la sociedad que nos hace falta. Una sociedad más equitativa, justa y solidaria para todos. Y ese “todos” debe incluir a maestros y maestras, que merecen un justo reconocimiento.