En Bío Bío, el mayor número de contagios está en el rango de 20 a 49 años. Un dato que reafirma la visión que, en ese segmento, no existe conciencia del real peligro del virus.
Nuevos cordones sanitarios empiezan a regir hoy en el Gran Concepción. Restricciones que ratifican que las cifras del coronavirus en la intercomuna y en la Región, en general, siguen al alza. Junto con ello, la proyección de un nuevo peak en la zona, realizada por Equipo de Proyecciones Covid-19 de la Universidad de Concepción, para fines de agosto e inicio de septiembre, deberían ayudar a seguir creando conciencia en algo que hace rato toda la población tendría que asumir:la pandemia está lejos de controlarse y superarse.
Sin embargo, las cifras muestran lo contrario. Que aún persiste irresponsabilidad en buena parte de la ciudadanía, que insiste en llenar centros comerciales o espacios públicos sin tener la necesidad de salir del hogar. De acuerdo al último informe del Ministerio de Salud, en la Región, el segmento etario que presenta el mayor número de contagios es el que va de los 20 a los 49 años. En ese mismo sentido, según edad, el grupo con mayor número de contagios se da en hombre entre 25 y 29 años, y entre 30 y 34 años, que registran 12,4% y 11,7% respectivamente. Las mujeres, en el mismo tramo de edad muestran la mayor tasa, con 12,6% y 11,7% en cada uno.
Esto reafirma que en este rango de personas hay un grupo no menor que aún no toma conciencia real del peligro del virus. Que sigue saliendo a juntarse con amigos, a reuniones sociales. Que llena playas y realiza asados pensando que, en caso de contagiarse, el coronavirus no será más que “un simple resfrío”. Craso error. Ese tipo de posturas son las que no permiten bajar las cifras, pues por ese movimiento de gente, a todas luces innecesario, se producen nuevos brotes. Pues tal como lo han dicho las autoridades, los principales contagios no ocurren por ir a trabajar o cumplir obligaciones que sí o sí deben efectuarse aún estando en pandemia, sino por actos ligados a la vida personal que, en muchos casos, son totalmente evitables.
Fiestas clandestinas o partidos de fútbol, por nombrar dos ejemplos, son actividades que echan por tierra el esfuerzo de una gran parte de la población que sigue confinada, saliendo lo menos posible y actuando responsablemente, no sólo por su propio entorno, sino por el bien de la comunidad en general. Una postura que, ojalá, parte de los segmentos más jóvenes de la ciudadanía de la Región, que empiecen a imitar a la brevedad posible.