Editorial

Los canales de comunicación y representación política

El último cambio de gabinete del Gobierno central, tras una seguidilla de derrotas en materias legislativas, es un presagio de que las futuras negociaciones del juego político serán un poco más ásperas.

Por: Editorial Diario Concepción 29 de Julio 2020
Fotografía: Agencia UNO

La expulsión recíproca de diplomáticos entre Estados Unidos y China llamó la atención del mundo entero. Las dos superpotencias cambiaron la diplomacia tradicional por represalias de fuerza en un enfrentamiento que no genera beneficios para nadie. Quizás sean escaramuzas de ambos países, en que uno intenta forzar al otro a una determinada posición, pero la escalada de acciones recíprocas podría llevar a una vía que es mejor no transitar.

Ocurre algo similar en el escenario interno de la política chilena, que suele oscilar entre la senda diplomática y medidas que -digámoslo así- no se ajustan a reglas de cortesía y buenos tratos. Lo vimos en reiteradas ocasiones en los últimos meses, y otra vez más durante el proceso de aprobación del proyecto de reforma constitucional para el retiro de los fondos previsionales.

El último cambio de gabinete del Gobierno central, tras una seguidilla de derrotas en materias legislativas, es un presagio de que las futuras negociaciones del juego político serán un poco más ásperas. Se atribuye a las nuevas autoridades en La Moneda un perfil más “línea dura”, provenientes de filas más conservadoras y del statu quo de la política nacional.

Se reconoce en el Gobierno central una compulsiva inclinación para rodearse de personas del mismo espectro político, ideológico y cultural. Con ese modo de operar, las oficinas de La Moneda no han logrado conectarse con la realidad de la mayoría de los chilenos. La aprobación de la reforma constitucional para retiro del 10% fue aprobada en las dos cámaras bajo el rechazo del gobierno y de parlamentarios de los partidos que le entregan soporte. Es decir, se ha insistido en una agenda en que los representantes están desconectados de sus representados. Desde octubre, miles de chilenas y chilenos han exigido cambios estructurales, profundas transformaciones y nuevas conductas para autoridades de gobierno y representantes elegidos por voto popular. Sin embargo, este último cambio de gabinete – el quinto en la actual administración- parece insistir en la senda ya descrita, con la inclusión de personalidades con reputación de “duros”.

El país necesita de más canales de comunicación, representación de la ciudadanía, y diálogo en la agenda nacional de los próximos meses. Las autoridades de gobierno, como los diplomáticos de Estados Unidos y China, deberían evitar las escaramuzas y enfrentamientos.

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