La mayoría de los especialistas recomienda las restricciones de movilidad de personas como un remedio amargo, pero necesario para reducir la velocidad de propagación de los contagios.
La definición de una mejor estrategia para hacer frente a la pandemia en Bío Bío es un debate que está lejos de terminar. Las últimas semanas han sido prolíficas en solicitudes por medidas más restrictivas, entre las cuales se incluye la cuarentena obligatoria para algunas comunas del Gran Concepción. Con ímpetu de reiterar su visión al respecto, una treintena de alcaldes realizaron una reunión vía telemática y, luego, decidieron acudir a las autoridades de Santiago. En una audiencia con el ministro de Salud los jefes comunales desean abordar las solicitudes de cuarentenas y cordones sanitarios.
Determinar una cuarentena obligatoria para un territorio es una decisión compleja. La evidencia muestra distintos resultados para diferentes situaciones: no es lo mismo decretar restricciones de movilidad al conocerse los primeros contagios que en etapas más avanzadas de la pandemia. Pese a ello, la mayoría de los especialistas recomienda las restricciones de movilidad de personas como un remedio amargo, pero necesario para reducir la velocidad de propagación de los contagios. En Bío Bío, autoridades políticas, profesionales de la salud y dirigentes sociales han reiterado los llamados a que se decrete cuarentena obligatoria a lo menos para la capital regional. El sistema de atención a la salud está al borde, advierten, y de mantenerse la tendencia de nuevos casos positivos, en pocas semanas no habrá camas disponibles.
Desde el Gobierno hay cautela respecto a una cuarentena obligatoria para Bío Bío. Sin embargo, esa medida fue adoptada y está vigente en la Región Metropolitana, afecta la vida de casi la mitad de la población del país, y ha despertado cuestionamientos en la oposición. De hecho, se anunció una “leve mejoría” en el control de la pandemia, pero ninguna señal de que se levantará el confinamiento obligatorio para las comunas capitalinas.
Determinar restricciones a la movilidad, entre otras medidas, debe entonces responder a criterios con base en la evidencia y en el conocimiento acumulado sobre el coronavirus. La disyuntiva entre cuarentena y economía es real, puesto que no todos pueden sostener una estrategia de confinamiento. Por ello, deben primar las decisiones que busquen minimizar al máximo los impactos de esta pandemia. La autoridad está frente al dilema del mal menor, un principio que suele justificar la elección de un mal con tal de evitar otro de mayor magnitud.