Editorial

Un flagelo llamado trabajo infantil

Un niño, niña o adolescente que deja de estudiar para dedicarse a un trabajo, con la esperanza de mejorar las condiciones de su familia, se convertirá en un adulto poco calificado y, por lo tanto, poco preparado para el mundo laboral.

Por: Editorial Diario Concepción 26 de Junio 2020
Fotografía: Referencial

Según la estadística oficial, en Chile hay 200 mil niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo infantil. Una práctica que debe ser erradicada, puesto que vulnera los derechos de estas 200 mil personas. Pero en el contexto de la pandemia, lo más probable que miles de niños, niñas y adolescentes deban trabajar para subsistir. En una situación de crisis económica, los ingresos de la familia disminuyen, hay mayor riesgo de vulnerabilidad y que niñas y niños pequeños sean utilizados para trabajos informales.

Para la Región del Bío Bío no hay una cifra oficial, pero se estima que 16 mil niños, niñas y adolescentes realizan algún tipo de labor, según el Ministerio del Trabajo y Desarrollo Social. Se sabe, además, de mayor incidencia de trabajo infantil en comunas con altos niveles de vulnerabilidad, como Alto Bío Bío, Cañete, Contulmo, Lebu, Los Álamos y Tirúa. También de acuerdo a la información oficial, entre 2016 y 2019, un total de 36 empresas de la Región fueron multadas por situaciones de trabajo irregular con menores. En los primeros cinco meses de 2020, las sanciones en Bío Bío sumaron $14 millones en multas.

Tanto el número de empresas sancionadas en tres años como el monto de las multas en 2020 no reflejan la dimensión del problema. De hecho, minimiza su impacto. Ver a niños y niñas trabajando en ferias con sus padres, en cosechas y siembras en zonas rurales, o limpiando autos no genera más que cierta indiferencia, y a lo sumo una mirada empática y algunas monedas.

Estudios de la Unicef han demostrado que el trabajo infantil reproduce la pobreza, en lugar de solucionarla. Un niño, niña o adolescente que deja de estudiar para dedicarse a un trabajo, con la esperanza de así mejorar las condiciones de su familia, se convertirá en un adulto poco calificado y, por lo tanto, poco preparado para el mundo laboral. La Unicef considera trabajo infantil “cuando son demasiado jóvenes para trabajar o participan en actividades que pueden comprometer su desarrollo físico, mental, social o educativo”.

Para acabar con ese flagelo, el país necesita reducir la pobreza, entregar acceso a una educación de calidad, dar empleo de calidad a los adultos responsables de los niños y niñas, y poner fin a normas sociales que legitiman el trabajo infantil. El 2021 fue declarado como Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, y Chile tiene la oportunidad, en el ámbito regional, de asumir el liderazgo en esa cruzada.

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